Mi omega: O1

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Mirando las gotas grises que habían quedado de la lluvia de hace media hora contra el cristal de la ventana, Yoongi se encontraba sumido en sus pensamientos, los cuales rondaban en la cuestión "¿Qué tal si...?".

Hacía la mitad del año que conoció a Jimin aquel día soleado en la playa, exactamente un día doce de junio.

Cuando en el trabajo le contaron que sería el encargado de la sesión fotográfica del bailarín, creyó que solo sería un grupo de fotos más a su experiencia, que después de conocerle en la sesión ya nunca más le volvería a ver y cada quien seguiría con su vida, muy probablemente con él siguiendo de vez en cuando sus presentaciones por internet, pues era un amante de ser espectador para cualquier tipo de expresión artística.

Sin embargo, no. En su lugar, le conoció en la playa a un par de semanas de cuando se suponía debían verse las caras por primera vez, en su faceta más sencilla, cuidando un grupo de caracolas pequeñas entre sus manos y cerciorándose desde la distancia de la seguridad de sus sobrinos, que por cierto son igual de encantadores que él.

Y Yoongi agradecía a la madre luna que todo hubiese sido así.

Porque de esa forma, Park Jimin le conoció a él primero y dos semanas después a Sungmin.

Cabe destacar que durante quizá los dos primeros meses no se frecuentaban mucho, se habían vuelto amigos y nada más. Durante ese tiempo se vieron cada que uno le invitaba a sus presentaciones o cada que el otro le invitaba a sus exposiciones. Habían tomado considerable popularidad en el medio cuando fueron vistos juntos, y aunque eso llegaba a beneficiarles de cierta manera en sus carreras, si se reunían era porque querían hacerlo, no por fama.

Por otro lado, Jimin conoció a Sungmin unos días después de la sesión de fotos, cuando fue a ver el resultado y así escoger los ejemplares que más le gustaban -casi todos-. El tipo resultaba ser un modelo, aún no tan famoso, pero su nombre y su rostro ya aparecían en varias revistas y marcas. Un alfa.

Las cosas se mantuvieron así hasta que un buen día, en el edificio de la revista Lubee, cuando Park y Min quedaban de verse para ir juntos a una galería por invitación de Kim Namjoon -amigo del segundo-, que Yoongi se topó con la escena de Sungmin coqueteándole al omega.

Quizá el pálido no tenía tanta experiencia en el tema, pero supo reconocer perfectamente esa espinita de celos en su pecho que pronto se volvería una estaca. Había sido un momento en el que finalmente fue consciente de lo muy atraído que se sentía por el de labios pomposos. Consciente de que, el hecho de que las escenas de Jimin posando frente a la cámara con tanta gracia sólo como él rondaran por sus pensamientos casi todo el tiempo y más cuando buscaba inspiración artística, no era solo coincidencia o porque haya quedado más que satisfecho con el trabajo.

Él sabía que de haber sido las cosas diferentes, como se supone estaban programadas a ser, al conocerles les habría identificado como un par que estaba en medio de algo que aún no se concretaba, y hubiera terminado apartándose de inmediato por no parecer entrometido, ¡hasta la idea de nunca haber sido amigo de Jimin era una gran posibilidad! No podía imaginarse sin él en su vida, así que daba gracias por cómo se dieron las cosas.

Aparte, Yoongi era de los alfas precavidos, esos a los que de verdad les duele el rechazo y prefiere evitarlo. Como buen fotógrafo, él prestaba atención a los detalles para saber si un omega ya estaba interesado en otro alfa y así evitarse complicaciones para su sensible corazón. Y si había algo que mencionar, es que aquella primera ocasión notó que Jimin ni siquiera estaba al tanto del coqueteo por parte del otro alfa.

Aquello había sido suficiente para mantenerle bien de pie en su posición y buscar avanzar, porque nunca antes había sentido ese tipo de celos, y odiaría la idea de volver a sentirlos mientras no hace nada al respecto, muy a pesar de lo tímido que era.

🐚 Nuestro color 🐚 • YM, Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora