Rojo: O5

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Jimin poco a poco fue entrando en la consciencia, sentía su cuerpo pesado y cálido, el sueño iba desvaneciéndose pero quería seguir durmiendo.

Conforme su mente despertaba, se iba dando cuenta del peso que había encima de su cintura y los dedos que rozaban muy poquito la escasa piel expuesta de esa zona, cosa que seguramente le había protegido del frío ahí. También notó los resuellos cálidos contra su hombro, su pierna izquierda encima de las pompis de otro cuerpo, y su cabeza enterrada bajo la almohada. Cuando se alzó un poco y la sacó de ahí se dio cuenta que el alfa a su lado también escondía la cabeza bajo el mismo objeto, cosa que le hizo sonreír.

La habitación ya estaba completamente obscura, solo un poco iluminada por las luces blancas de los faroles en la calle a través de la ventana, por lo que ya era muy entrada la noche.

Perezoso y con algo de frío, porque el edredón estaba tendido bajo sus cuerpos, se apegó contra el fotógrafo y suspiró feliz por la calidez que desprendía su persona. El movimiento poco a poco hizo despertar al mayor.

Con los ojos cerrados y el ceño fruncido, el alfa no tardó en salir debajo de la almohada e intentó alejar el sueño lo más rápido que pudo, atento de Jimin por si le pasaba algo o necesitaba cualquier cosa.

—¿Q-qué pasa? ¿Tienes algo? ¿Qué necesitas?— preguntó Yoon con la voz ronca, acomodándose para verle, aún si ni siquiera podía abrir los ojos, mucho menos mirar en la obscuridad.

El bailarín sintió cálido en su corazón por la atención preocupada del otro, le recordó a cuando de cachorro iba con su padre a despertarle y este de inmediato se despertaba alterado para asegurarse de que no se estuviera quemando la casa, que se encontrara bien o saber qué es lo que necesitaba.

—No es nada, solo desperté, hyung— le calmó risueño.—No era mi intención despertarte a ti también.

Min le restó importancia y se removió un poco hasta alcanzar su celular con su mano izquierda.—¿Qué hora es?— murmuró y encendió el aparato, alzando las cejas para poder abrir los ojos al menos un poco, el sueño le pesaba en los párpados.—Son las... once con veinticinco minutos.

Jimin asintió a la información y luego se decidió a encender la lámpara de su buró, pero al querer estirarse para alcanzarla, nuevamente fue consciente del peso en su espalda baja, y entonces los dos se dieron cuenta que Yoongi no había soltado su abrazo en su cintura.—Oh...

El alfa se apenó muchísimo y estuvo por arrancar su extremidad de ahí a toda velocidad, pero la risita del otro le hizo liberarle con calma en su lugar, no tan nervioso.

Ya sin tener su cintura prisionera, ahora sí el bailarín se estiró hasta alcanzar la lámpara y la encendió con una sonrisa, sin embargo, se congeló.

Ajeno a lo que le sucedía al omega, Yoongi se sentó sobre el colchón y se talló los ojos para espantar el sueño por completo.

—Hyung...— llamó el de mejillas abultadas en un hilo de voz.

El alfa abrió los ojos y se giró a verle, entonces también se congeló cuando Jimin hizo lo mismo para mirarle de frente.

Todo su campo de visión, el de ambos, era distinto. El bailarín ya no veía blanco, negro y gris, y el pálido ahora veía muchísimos más tonos de colores de los que estuvo percibiendo los últimos días. Todo era tan diferente.

Lo primero que Jimin miró fueron las mejillas bastante sonrojadas del mayor a causa de la calefacción.

Yoongi, por su parte, lo primero de lo que se percató fue que el color de los cabellos del omega no eran negros, eran de un color muy diferente.

🐚 Nuestro color 🐚 • YM, Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora