Vivir por amor: O3

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Los toques a su puerta estaban por llevar un minuto de estar sonando, y Yoongi era una persona muy paciente a la insistencia, pero en esos momentos hasta lo más mínimo lo estaba irritando como nunca imaginó.

Dejó en paz el mouse de su computador, pues se había decidido a llenarse la mente de trabajo dando retoques al material de una sesión de la semana pasada que saldría a la luz en quizá medio mes, y se levantó de su silla para salir de la oficina e ir a atender de una vez por todas los toques fastidiosos en su puerta.

—¿Qué pasa?— soltó apenas abrió la entrada, ya sabiendo perfectamente de quiénes se trataba, podía olerlos y su oído últimamente era particularmente agudo. Lo cual no era tan agradable, muchos sonidos a la vez lo estaban molestando.

—¡Pasa que te has vuelto un asocial que se ahoga en trabajo y solo nos dejas preocupándonos!— exclamó Hoseok con tono preocupado y escandaloso, entrando sin más al departamento con Namjoon siguiéndole por detrás con un gesto que le decía que estaba completamente en la misma página que el otro.

Yoongi bufó agotado y cerró la puerta.

—Traje uno de mis pares extras de lentes de cristal lunar, hyung— habló Kim, sacando del interior de su chaqueta calientita un estuche de gafas para mostrárselo.

—Ah -ah— negó Yoongi.—No quiero usarlos, Nam.

Y aquí venía de nuevo.

—Hyung, ¿qué tal si Sungmin mintió y quien tiene protanopia eres tú? No conoces los colores, ni siquiera sabes cómo se llama cada uno, y no te hemos hecho pruebas o llevado con un especialista— señaló Hoseok con las manos en la cadera, indispuesto a que su mejor amigo se dejara caer las esperanzas.

—Esto sería lo más rápido, hyung— agregó Joon, aún con el estuche entre las manos, intentado persuadirlo.

—No quiero ver colores— se negó el pálido, repitiéndoles con una muy sospechosa paciencia lo que ya les había dicho desde que le propusieron la idea.

—Yoongi hyung...— insistió Seok.

—No, no quiero— dijo de nuevo y su gesto se mostró molesto, más que nada cansado e irritado.—Si mi destino es conocer a Jimin pero no estar a su lado, ¿de qué me sirve? Al final de cuentas desde mi nacimiento se me negaron los colores, no tendrá mucho de diferente que pase así hasta mi último día, ¿qué sentido tiene ahora?

Solo debía esperar a que su esperanzado corazón terminara de marchitarse, su lobo se resignaría y podría volver a estar cerca de Jimin sin el grosero anhelo de ser solo él para el omega. Volverían a la normalidad, molestándose entre sí como cachorros infantiles, yendo juntos a exposiciones de arte o a la tienda de abarrotes cada mañana por ese mágico café que era tan misterioso como la receta de la cangreburguer.

Con él detrás del telón en la vida del omega. Le seguiría como un perro fiel, siendo su amigo, podría estar a su lado, tal vez no como aún se mantenía deseando con toda su alma, pero podría ser espectador de la obra maravillosa que era Park Jimin. Todo lo que su tiempo le permitiera, porque tras resignarse tarde o temprano iría a morir junto a su lobo.

—¿Y así sin más te vas a rendir?— reclamó Namjoon frunciendo el entrecejo, cansado de ver al mayor darse por perdedor sin haber corrido la carrera.—¿Ya, eso es todo? ¿Te resignas tan rápido sin intentar? Jimin merece que pruebes alternativas hasta encontrar un camino, y tú también te mereces luchar. Dime, ¿así de poco le quieres?

Bueno, esas palabras habían calado. Su lobo había gruñido herido e indignado.

Yoongi se dijo que no lo entendía, él ni Hoseok lo entendían. Ellos aún tenían camino por recorrer para conocer a sus destinados, era muy poco probable que también fueran un caso de tres lunas, y ya conocían los colores. No tenían esa misma adoración que él cargaba consigo desde que era un cachorro cuando su padre le habló de los destinados y la explosión de colores que acompañaba el enamorarse de su otra mitad.

🐚 Nuestro color 🐚 • YM, Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora