Luz [Varchie]

5. Poder

Archie

—¡Archie!— a lo lejos escucho la fuerte de voz de alguien. Es un llamado de pánico, de miedo y de desesperación. Es un grito lleno de terror que en un segundo me trae de vuelta a la realidad. A mi alrededor dejan de haber soldados muertos, escombros, armas; deja de escucharse como las granadas caen, como suenan disparos como si de fuegos artificiales se trataran, dejan de escucharse gritos de dolor, de lamentos y de agonía.

Pestañeo un poco y al abrir los ojos dejo de ver al soldado enemigo que se había llevado a uno de mis soldados; dejo de sentir toda esa adrenalina después de haber logrado quitarle su arma; dejo de verlo tirado en el suelo después de que lo haya tirado a golpes; dejo de ver como me mira con miedo a los ojos porque sabía que en cualquier momento le dispararía si no me decía donde estaba mi soldado; dejo de apuntarle con una pistola, porque en un segundo todo a mi alrededor se transforma.

—¿Veronica?– las palabras salen de mi boca con miedo y con vergüenza, como si yo no tuviera el privilegio de decir su nombre. Ronnie abre los ojos despacio y alza su mirada hasta que nuestros ojos se encuentran– yo...– la miro con extrema confusión, porque de verdad no entiendo nada de lo que está ocurriendo justo ahora a mi alrededor, ¿acaso tuve una pesadilla y ahora hablo y actúo dormido?, ¿o es que acaso ahora tengo alucinaciones?– ¿Qué pasó?– pestañeo un par de veces y bajo mi mirada hasta el bat que sostengo con mi mano. Enseguida me empiezo a sentir mucho más confundido y algo aterrado, por lo que suelto el bat de inmediato. El solo sostener este bat me hace sentir mal, como si me estuviera quemando la piel, como si estuviera lastimando hasta la más profunda de mis entrañas– ¿por qué...?— no termino la pregunta al observar como mi mano está alzada en un puño en el aire y como está a sólo unos cuantos centímetros del rostro de Ronnie. Abro los ojos de par en par; aterrado al ver que mi puño está muy cerca de su rostro. Veronica no para de temblar e incluso puedo observar como ella se esfuerza por estar lo más lejos posible de mí, y el sólo verla hacer eso, hace que mi corazón se rompa un poco y que todo en mi interior arda.

En un segundo ya no estoy en el campo de batalla, sino en mi habitación; en un segundo dejo de estar rodeado de cadáveres y dejó de oír disparos y explosiones, sino que escuchó un triste sollozo aterrado; en un segundo la escopeta que sostenía para amenazar al enemigo se vuelve un bat; en un segundo dejo de estar a punto de golpear a la cara al soldado enemigo, al espía, sino que estoy a punto de golpear a Veronica; en un segundo dejo de estar frente al rostro de un enemigo, sino que frente a mí tengo el rostro aterrado y triste del amor de mi vida.

Pero...¿Qué carajos acaba de pasar?

Veronica no me dice nada, sólo me observa como si lo que más deseara en el mundo fuera tenerme lejos en este momento. Ella me mira con terror, como si fuera su más grande miedo. Ella me mira con tristeza, como si fuera la persona que más dolor en el mundo le ha causado. Ella me mira como si verme la decepcionara, le doliera y la enfermara.

—Veronica, yo...– bajo mi mano en un segundo mientras observo aún temeroso y apenado todo su rostro. Observo a detalle cada centímetro de mi rostro; sus ojos están demasiados rojos, incluso en ellos puedo ver el dolor que siente en este momento, sus suaves mejillas están llenas de lágrimas e incluso siento el impulso de acercar mi mano para limpiarlas, pero con sólo hacer un pequeño movimiento, ella empieza a temblar aterrada, así que no quiero seguir provocándole miedo. Odio verla así por mi culpa, es lo más triste que he visto en mi vida, es lo único capaz de destrozarme el alma– dime que no te hice daño, dime que no me atreví a ponerte una mano encima, por favor.

Necesito saberlo, aunque lamentablemente hayan muchas posibilidades de que la respuesta sea sí, necesito saberlo, porque  no puedo permitir que vuelva a pasar. No puedo volver a hacerle daño a Veronica o siquiera intentarlo. Ella no me dice nada, sólo me sigue observando mientras su rostro y piernas tiemblan ante mi cercanía.