11. Brillo

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Archie

Ha pasado una semana desde que ocurrió el encuentro con Veronica y Chad en la casa de Veronica. Desde ese día no he logrado ver mucho a Veronica, ya que después de que Chad le dijera a Veronica que en una semana volvería con su abogada para firmar los papeles de divorcio, Veronica no dijo nada, simplemente dejó de caminar, volteó a ver por encima de su hombro a Chad mientras que él la observaba fijamente, como si buscara que ella se girara por completo, lo viera y cambiara de opinión, sin embargo, para desgracia de Chad no ocurrió así.

Veronica no se giró por completo para verlo; Veronica no le dijo que todo era una broma, que ella no quería divorciarse de él; Veronica no corrió de vuelta a los brazos de Chad para decirle que lo amaba y que ella también estaba dispuesta a seguir luchando por su relación; al contario, Veronica sólo lo miró por encima de su hombro, asintió con un leve movimiento de cabeza y le dijo "gracias, te veré la próxima semana entonces" y desapareció, se encerró en su habitación sin importarle que Chad y yo seguíamos ahí.

Chad observaba fijamente el lugar por el que se fue Veronica y desapareció de nuestras vistas, y yo, yo no podía dejar de ver a Chad, porque irónica y extrañamente sentí lástima y pena por él, porque por primera vez desde que lo conocí, vi al Chad real, al Chad auténtico y posiblemente el Chad del que Veronica una vez se enamoró.

Chad no lucía como el típico chico arrogante, pretensioso y presumido; no se veía como el hombre que disfrutaba de tener poder sobre los demás y sobre todo sobre su esposa; no se veía como la clase de persona que todo ese tiempo mi cabeza creyó que era; porque no se veía ambicioso, no se veía mentiroso, no se veía como un hombre seguro, no se veía como el hombre que fue capaz de poner en peligro a su esposa miles de veces y no se veía como el típico hombre que creía que el sexo masculino es más poderoso que el femenino; en realidad se veía como alguien desesperado, temeroso, nervioso, aterrado y melancólico; se veía como alguien que sentía mucho dolor en ese momento; se veía como alguien derrotado por ya no saber que más hacer para no perder lo que quiere; se veía como un hombre solo mientras veía como se va la chica que quiere; se veía como si de verdad amara a Veronica y estuviera sufriendo como nunca en su vida por perderla.

Y lo sé, sé que la manera en que lo vi fue real y no imaginaciones o ideas de mi cabeza, porque justo así me vi yo hace siete años cuando perdí a Veronica, así que por un momento ese día logré sentir tristeza y pena por él porque sabía lo que estaba sintiendo en ese momento porque yo ya lo había sentido antes, y lamentablemente es un dolor que no se quita en días, no se quita conociendo personas, no se quita con ningún medicamento o pomada; es un dolor que no se quita nunca; es un dolor que te acompaña el resto de tu vida, y que incluso si de alguna u otra forma logras encontrar algo que sane un poco ese dolor, nunca habrá algo que lo cicatrice por completo, y un vacío en tu interior siempre estará presente, porque la única cura efectiva para ese tipo de dolor es Veronica.

Y hace siete años yo veía imposible obtener esa cura.

Y justo en ese momento, Chad sintió lo mismo, sintió que no había nada en el mundo que pudiera hacer para obtener esa cura, porque lamentablemente para él, había perdido a Veronica para siempre.

...

Hace una semana

—¿De verdad vas a firmar por fin los papeles de divorcio?— me fue imposible no preguntar al ver como Chad seguía observando el lugar por el que desapareció Veronica, pese a que ya tenía más de diez minutos que ella se fue dejándonos solos en la sala de su casa.

Chad suspiró y encogió los hombros, volteó a verme y sonrió con tristeza.

—¿Acaso tengo otra opción?

Luz [Varchie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora