07: Alfa coqueto

1.6K 308 71
                                    

Usualmente, todo miembro del club, tenía un plan sencillo, los omegas que siempre tenían para ellos, eran presas que se podían considerar fáciles, bastaba con palabras bonitas para tenerlos en sus manos, y en cuanto los alfas tenían lo que necesitaban se alejaban de esos omegas, era raro cuando el omega en cuestión tenía la necesidad de reclamarle al alfa e inclusive decirle de hasta lo que se iba a morir, pero después de eso, todo quedaba en el olvido, tanto así que ni siquiera algún omega recordaba la situación de los demás, era por eso que el club había mantenido estabilidad.

Nadie tenía la sospecha de que hubiera algo más detrás de aquellas rupturas de sentimientos, muchos decían que solamente se trataba de apuestas, que buscaran al omega virgen y se acostará con dicho omega para despojarlo de dicha virginidad, y eso era todo, nadie sabía del club, nadie decía nada de los alfas que estaban en ese club, pues inclusive pensar que todos estaban asociados, les parecía ridículo, el club era un secreto que no estaba en boca de todos, pero que si había una sospecha.

Alguna vez alguien se percato de que algunos alfas portaban el mismo anillo, alguien más se percato de que solamente los alfas que usaban el anillo se acercaban a los omegas que sabían que no habían tenido relaciones sexuales en su corta vida, alguien más se percato de que esos alfas ni siquiera convivían mucho cuando se encontraban. Era extraño todo aquel comportamiento, inclusive parecía que estaban en alguna clase de secta de la cual no podían hablar ni siquiera haciendo bromas.

Pero, después de lo sucedido con Jongin, las sospechas de que inclusive se trataba de una sociedad secreta, se habían hecho más, y después de aquel incidente, se había dado a conocer que había un club, uno en donde solamente había alfas, uno en el cual solamente los alfas buscaban omegas vírgenes para despojarlos de su flor, y eso era todo, para los omegas eso era muy cruel, para los alfas, era una locura, pero muchos querían ser parte de eso, a los betas les daba igual, pocos eran los que decían que eso era un acto sumamente deplorable. Para Yoongi ahora mismo se trataba de un misterio que lo hacía sentirse sumamente interesado.

Pero ahora, definitivamente esté no era un buen momento para concentrarse en aquellos rumores, soltó un suspiro, estaba en la cafetería, le había dado algo de hambre después de enterarse de que el examen sólo iba a durar media hora, la media hora más rápida de su vida, pero había logrado contestar a tiempo todo, el profesor les había mencionado a todos que se podían retirar por una hora entera en lo que él calificaba todos los exámenes, les entregaría sus resultados media hora antes de que se terminase el horario de clase, así que Yoongi no vio mejor oportunidad para salir y comprar algo para comer, después de todo aquella mañana el desayuno que había tomado había sido insuficiente y más porque ni siquiera tenía el apetito suficiente, no después de las palabras de Jongin.

—¿Por qué tan solo? —Yoongi dejo de concentrar su mirada en la comida que estaba frente a él, ni siquiera había probado un solo bocado de la rebanada de pastel de manzana que estaba frente a él, inclusive se había pedido un café capuccino sin azúcar para acompañarlo, pero parecía que ni siquiera sus pensamientos lo dejarían comer tranquilo a pesar del hambre, miro frente suyo, del otro lado de la mesa, estaba el alfa de la biblioteca.

Sus manos estaban agarrando la parte superior del respaldo de la silla, y Yoongi se fijo más en los dedos del alfa, no llevaba puesto aquel anillo.

—¿Tú de nuevo? —Yoongi elevo una ceja al verlo, no necesitaba que lo molesten, no de nuevo, no estaba de humor, y menos ahora, necesitaba relajar su mente y dejar de pensar en las palabras de Jongin, lo necesitaba demasiado—. Sí sólo vienes a fastidiarme, será mejor que te largues.

Una risa pequeña fue lo que escucho de parte del alfa, observo como aquel chico de cabellos oscuros se disponía a tomar asiento justo frente a él, Yoongi se percato de que aquel chico simplemente se dejaba caer en la silla sin mucho cuidado y después colocaba sus brazos sobre la mesa, para después soltar un resoplido levemente sonoro por su nariz.

El Club D.A.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora