Capitulo 44

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Llegó el viernes. Me arreglé como nunca, me puse un vestido pegado señido al cuerpo lleno de brillos de colores, es un poco dificil de explicar, con sus accesorios y zapatillas negras, mis labios estaban rojos, deje mi cabello suelto pero le habia hecho ondas previamente. Bajé las escaleras corriendo al escuchar el claxon del auto de Thomas. 
— ¿A dónde vas?— preguntó mi madre desde la sala, quien leía unos papeles.
—Thomas me invitó a cenar— dije con una enorme sonrisa 
—¿Y cuándo me pediste permiso?— lo hacía intencionalmente ¿cierto? Podía faltar dos días a casa y no se daba cuenta pero no podía ir a cenar y regresar si no le había pedido permiso.
—Te lo dije el martes— mentí, de todos modos no recordaría.
—Está bien— dijo sin despegar la mirada de las hojas. Rodé los ojos y caminé hacia la puerta.

—Wow— levantó ambas cejas al verme —Creo que tendremos que ir a un lugar más elegante de lo que había pensado— ambos reímos.
—Si quieres me cambio— dije señalando hacia atrás. 
—No, no— negó con la cabeza. — ¿Vamos? — Caminamos hacia su auto, él hacia el lado del piloto y yo al del copiloto. Abrió la puerta y subió, al contrario yo puse mis brazos en mi cintura y lo miraba a través del vidrio frontal. Me miró y rio negando con la cabeza.
—¿Es en serio?— preguntó con la sonrisa en sus labios.
—Pues en mis tiempos las cosas se hacían así— dije como si fuera una mujer de noventa años.
—¿En tus tiempos?— preguntó riendo y saliendo del auto. 
—Solo hazlo y no preguntes— mordí mi labio inferior reteniendo mi risa.
—Como ordene ‘princesa’— rodeó el auto y abrió la puerta.
—Aww— dije enternecida —Me dijiste princesa— lo miré con ternura. 
—Fue sarcásticamente— puso los ojos en blanco.
—Yo sabía que había un Thomas dulce detrás de esto— hice un ademán señalando su ropa
—Sar-cas-mo— separó en silabas —Lo conoces de sobra.— Quería reír a carcajadas, era divertido molestarlo así. 

—¿Y a donde tenías planeado que fuéramos?— le pregunté y subió los hombros en señal de ‘No lo sé’ —¿Mc McDonald? — una vez más rio y volteó a verme por un par de segundos y luego regresó la mirada al camino. Condujo al menos cinco minutos.
—Es broma ¿verdad?— esta vez si solté una carcajada.
—Tú querías venir aquí ¿no?— sonrió divertido mientras aparcaba el auto en el estacionamiento del mencionado restauran.
—Thomas era sarcas…— bajé del auto, se estaba vengando por lo de ‘princesa’
—¿No te gusta?— preguntó cerrando la puerta del auto y caminó hacia mi
—Si lo hubiera sabido antes, no me hubiera partido tanto la cabeza tratando de encontrar un lindo vestido.
—Ya no te quejes tanto y entremos

—Pero voy demasiado formal —Me queje nuevamente

—Toma —Dijo quitando su chaqueta de cuero y poniendomela —Ahora no estas tan formal

—Deberias darme tus zapatos tambien o quiza tus pantalones —Rei

—Quiza, pero eso seria mas tarde —Sonrio de lado, tomo mi mano y me llevo dentro del lugar

¿Que? Wow, este chico si que sabia como sacarme de orbita.

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—Yo quiero una número uno y una malteada de... — dije pensativa tratando de decidir que sabor. —Fresa— dije segura y el chico tocó la pantalla — ¡No! mejor chocolate— reí —Disculpa— le dije apenada ya que ya lo había marcado. 
—No te preocupes, tomate tu tiempo— dijo el rubio con una galante sonrisa. Sentí como la mano de Thomas pasaba por mi espalda, para llegar a mi cintura y lentamente me apego a él, mientras que su otra mano apretaba con fuerza la mia. ¡Bienvenidos celos!
—Vainilla, si mejor vainilla— dije finalmente y volteé a ver al chico y su galante mirada había sido sustituida por una sumisa mirada. —Thom— lo llamé y cambio su intimidante mirada por una más suave. Thomas pagó y le entregó un pequeño letrero con el número de nuestra orden.
—Lo bueno es que llamé temprano para reservar una mesa. — bromeó pasando su brazo por mis hombros. 
—Cielos— fingí estar sorprendida —Creo que te debió haber costado demasiado conseguir esta mesa, es una de las mejores del lugar— nos sentamos en la supuesta mesa especial —Valla, incluso tiene ventana

—Si, podemos ver... los autos estacionados

—Que mejor -—Sonrei ampliamente

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— ¿Se les ofrece algo más? —Dijo el mismo rubio que nos habia atendido trayendo nuestra orden. Se refería en específico a mí, ya que sentía su mirada fija.
—No— contestó Thomas duramente, de inmediato volteé a verlo —Gracias— dijo mirándome. 
—No te pongas celoso— le dije cuando el rubio se fue.
—No estoy celoso. — afirmó desenvolviendo su hamburguesa que era dos veces más grande que la mía. 
—¿Ah si? — Dije con el muy empleado en esta noche: Sarcasmo. —Porque la verdad parecía que querías desarmarlo a golpes— suspiré —seguro es mi imaginación.
—Sí, eso debe ser...

Seguimos hablando de cosas sin sentido, me hacía preguntas le respondía, le hacía preguntas me respondía. No podía parar de reír y aunque él intentaba no reír, terminaba haciéndolo.

Terminamos de cenar y salimos hacia el estacionamiento.
—¿Sigues pensando lo mismo sobre mi? — Pregunté cesando un poco las risas
—¿Por qué preguntas? — Se recargó en el auto
—Porque... — miré hacia abajo —En realidad me importa lo que piensas tú de mí— mordí mi labio inferior
—No... — Dijo tomando mi barbilla y alzando mi rostro —No pienso lo mismo— se acercó lentamente con un objetivo fijo ‘mis labios’.
Me acerqué al igual pero desvié mi rostro y llegué a su mejilla donde deposité un beso suave.
—No beso en la primera cita— susurré entre risas en su oído.
—Me haz besado antes sin ni siquiera tener una cita. — dijo también en mi oído.
—Pero ahora la tenemos— golpee jugando su estómago —Y no hay beso en la primera cita.

Me llevó de regreso a mi casa y me despedí de él con un beso en la mejilla.

Al día siguiente me puse un simple shorts deslavadom una blusa oscura floreada, tenis, lentes oscuros, deje mi cabello suelto, y puse un poco de brillo en mis labios.
—Marsden tenemos que hablar— cerré de golpe el casillero de Kendall.
—¡Estás loca mujer! Casi me quedo sin cabeza —Exageró.
—Que lastima, ahora tenemos que hablar.
—¿Sobre...? — preguntó abriendo nuevamente su casillero. 
—Cancelemos la apuesta— dije sin rodeos.
—Tienes que estar bromeando ¿no? — preguntó riendo mientras seguía sacando libros.
—¡Joder Kendall! no es broma— volví a golpear la puerta haciendo que se cerrara una vez más.
—¿Entonces te rindes? — preguntó abriéndolo de nuevo y matándome con la mirada. 
—No, si, bueno no, si pero no de ese modo— ni siquiera yo me entendía. — Yo...yo me siento mal por estar jugando con él... — dije con toda la sinceridad del mundo.
—No me digas— dijo burlona mente —Te enamoraste— soltó una carcajada.
—No seas idiota Kendall— pasé con desespero mi mano por mi cabello.

—Si admites que estas enamorada podremos cancelar la apuesta sin mas

¿Que debia hacer? Creo que empieza a gustarme, pero mi objetivo esta fijo y no quiero cambiar de parecer.

—No estoy enamorada, pero no quiero jugar con los sentimientos de alguien
—Creí que querías recuperar a Twan y vengarte por todas las que te hizo Thomas ¿no? — Tenía razón, no podía olvidar los motivos principales.
—Si...— dije con confianza —estas en lo correcto. Olvida lo que te dije la apuesta sigue en pie.

Pensando solo en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora