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Vincenzo estaba en frente de la puerta de la habitación de Han Seo, caminando de un lado al otro con impaciencia, le habían pedido que se retirara de la habitación para revisar al omega con tranquilidad, por lo que ahora se encontraba ahí afuera, sumamente nervioso, esperando a que salgan los enfermeros junto al doctor.

Con rapidez busco el teléfono de Luca entre sus contactos y decidió dejarlo un breve pero conciso mensaje sobre por qué tendría que reemplazarlo en sus actividades del día, por suerte confiaba lo suficiente en el como para poder delegarle esa tarea.

La uña de su dedo pulgar había quedado atrapada entre sus dientes en el momento en que, por fin, decidió detener su caminata sin sentido y sentarse de una vez por todas.

Tenia la mirada fija en la puerta, ¿no estaban tardando demasiado ya? Solo rogaba porque no le hubiera pasado nada malo nuevamente.

Estaba por darle un ataque de nervios cuando escucho la puerta abrirse y, tras ella, pudo observar al doctor saliendo de la habitación para dirigirse a hablar con él.

—Primero que nada, quédese tranquilo. —comenzó hablando con una media sonrisa comprensiva— Bien, habrá que hacerle unas cuantas pruebas en el transcurso de estos días para estar completamente seguros, pero por lo que estuve viendo parece comprender y ser consciente de las cosas que suceden a su alrededor, por lo que no creo que le quede alguna secuela a largo plazo en ese sentido.

—Grazie Dio... —susurro para si.

—Por otro lado, su pulmón aún no está recuperado del todo, no se puede mover mucho en su estado, pero de todas formas hay que evitar movimientos bruscos. Tambien hablaré con los fisioterapeutas más tarde para que vengan a verlo, a pesar de los ejercicios sus músculos deben estar bastante débiles despues de un mes postrado.

—Comprendo, ¿hay algo más que deba saber?

—Nada que no sepa ya señora Cassano, solo recuerde que con el lazo roto Han Seo puede ser sensible a algunos olores, así que cuando venga alguien más que usted a visitarlo lo más recomendable sería que utilizarán supresores o algo para intentar ocultar su olor.

—Lo tendré en cuenta, muchas gracias doctor Park.

—No hay de que, puede pasar de nuevo si quiere, aunque lo más seguro es que ya se haya quedado dormido, va a sentirse cansado por varios días pero es perfectamente normal, no tiene nada por que preocuparse.

Hizo un gesto de afirmación con la cabeza y, después de despedirse adecuadamente del doctor y los enfermeros, ingreso nuevamente a la habitación donde, efectivamente, yacía Han Seo dormido.

Una sonrisa surco sus labios y por primera vez en varias semanas no se preocupo por verlo dormido.

Volvió entonces al lugar en el que antes había estado, el sillón lo estaba llamando e invitando a que se quedara allí toda la noche para vigilar el sueño de su omega, y el no era nadie como para negarse a ello.

Era una noche templada, por lo que no le preocupaba pasar frío esa noche, su traje lo abrigaria en caso de ser necesario.

Se tomó el atrevimiento de acercar el sillón lo suficiente como para poder apoyar su cabeza en el colchón de la cama de hospital, sus manos, más rápidas que su cerebro, instintivamente volvieron a tomar una de las ajenas. Han Seo emitió una especie de balbuceo que no pudo entender y, al creer que estaba importunando su sueño con la acción, hizo el amague de soltarlo, pero este, aún dormido, se removio buscando seguir con aquel contacto.

Sonrió sin poder evitarlo aunque quisiera, su corazón se sentía cálido al ver como el omega, aún dormido, lo buscaba, lo recíproco de sus acciones era algo que casi había perdido, pero ahora tenían una segunda oportunidad para poder estar juntos, ya no tendrían que fingir que no escuchaban a sus lobos llorar por estar tan cerca pero a la vez, tan lejos.

il mio omega || VinSeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora