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- Quiero que me entrenes - La voz de Anne interrumpió el silencio.

Ya había pasado una semana del accidente, los hombres estaban tras las rejas y la niña había regresado con su familia.

Levi se había vuelto un poco mas sobre-protector, se aseguraba de nunca dejar a Anne salir sola y siempre mantenía un ojo sobre ella. Al Levi ser incapaz de ir a exploraciones por la lesión en su tobillo, los hace estar juntos gran parte del día, lo cual a Anne no le molesta, pero si la hace sentir como la princesa encerrada en la torre en ocasiones.

- Estás loca, no necesitas entrenar - Levi quiso evadir la situación. Sabía que Anne quería hacerse mas fuerte y estaba de acuerdo con ello, pero también estaba consciente que desde el día del rapto la salud de su esposa se había deteriorado. Despertaba a mitad de la noche con fiebre y los dolores de cabeza eran recurrentes.

-No estoy loca, Levi. Necesito aprender a no depender de ti - Su mirada era de súplica. Quería dejar de tener miedo y estar segura de que si Levi no vuelve un día a casa ella podría cuidar de sí misma. - Incluso podría ayudar a la legión, podría volverme un cadete

Dio un salto del susto cuando Levi dejó caer los papeles en el escritorio provocando un estruendo que resonó en la habitación

- ¡No! - contestó sin llegar a alzar la voz - Tú no vas a entrar a la legión, de ninguna manera.

- ¿Qué te pasa?, ¿Por qué te pones así? - Estaba realmente sorprendida, Levi nunca se había puesto tan a la defensiva, al menos no con ella.

- ¿Qué acaso no te estas escuchando?, ¡entrar a la legión es un suicidio, Annelise!, no permitiré que te enlistes. - Un suspiro salió de entre los labios de la mas baja, en cierta forma estaba enojada con él y consigo misma. 

¿Tan débil soy?, entendía que no tenía la misma fuerza que su esposo, pero también sabía que si se lo proponía podía llegar a ser fuerte como las chicas en el escuadrón. ¿Qué acaso Levi nunca dejaría de verla como la niña enfermiza?, ella podía ser mejor, ¿Cómo es posible que su propio esposo no confiara en ella?.

- ¡Deja de tratarme como una niña!, puedo ser igual de fuerte que el resto de las chicas, incluso puedo ser fuerte como tú si tan solo me dieras la oportunidad - Levi la miró directamente a lo ojos, acercándose a ella la tomó de las manos y soltó un suspiro lleno de temor. 

- Lo se, se que puedes ser fuerte y no tengo duda de ello - Dirigió una de las pequeñas y delgadas manos a su boca, dejando un beso en ella como muestra de cariño, una acción que el capitán estaba acostumbrado a hacer. - Pero no me puedes pedir que esté dispuesto a perderte en batalla. Eres lo único que tengo y prometí protegerte hasta el último respiro. 

- Y tu no me puedes pedir que me quede de brazos cruzados, esperando en casa a que de milagro llegues con vida, quiero luchar contigo y ser quien te cuide la espalda - Levi cerró sus ojos por un momento, pensando en todas las posibilidades y riesgos. ¿Estaría bien hacerlo?, si la entrenaba el mismo podría enseñarle a detalle a luchar y ser rápida, a no tener miedo y ser fuerte. Pero el pensamiento de perderla no lo dejaba ver mas allá, no podría soportar verla morir o siendo atacada, ni siquiera el oírla prometer dar su vida por la libertad ante el escuadrón.

No, no puede hacerlo. 

- No, Anne. Lo siento pero no. No puedo. 


《♡》


Oh claro que pudo. 

Algo que caracteriza al matrimonio Ackerman es lo tercos que ambos llegaban a ser. Levi de un modo demandante y de cierta forma agresivo, mientras que Anne obtiene lo que quiere después de fastidiar tanto con el tema. 

Dominado ▪Levi Ackerman▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora