3. Muestrame tu oscuridad. Te enseñaré mi corazón.

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Me siento solo, noto un vacío.

Estoy defraudado.

En ocasiones pensamos que siempre va a estar alguien, que ocurra lo que ocurra vamos a tener a esa persona a nuestro lado, pero no siempre es así.

Vivimos en un mundo lleno de sueños, repletos de colores alegres, niños felices jugando con su nueva pelota, animales correteando por el campo, personas felices caminando con sus amigos.

El bajón viene después, cuando despertamos y vemos que esos colores que hasta hace un momento eran tan vivos, cambian grotescamente su tonalidad y comenzamos a ver todo más negro.

El bajón viene cuando a esos niños que pudimos ver tan felices, se les pierde la pelota, y solo podemos ver la tristeza en sus ojos y lágrimas rodando por sus mejillas.

El bajón viene cuando los animales pierden toda su energía, ya no corren.

El bajón viene cuando esas personas dejan de ser felices, cuando se apartan de sus amigos, cuando quieren estar solos.

Así me siento Camille, acabo de despertar del mejor sueño de mi vida, acabo de despertar del sueño más largo, acabo de despertar del sueño que más me ha jodido la vida.

Siempre soñé con la misma persona, tuve tantos planes, me imaginé tantas veces mi futuro con ella, que podría hacer una lista interminable.

Me había imaginado nuestro primer beso en todos los lugares del mundo. Brasil, México, Francia, Italia, Reino Unido, pero sobretodo en su lugar favorito, Irlanda.

En cada lugar íbamos vestidos de una manera distinta, un peinado diferente, pero siempre acompañados del mismo sentimiento.

El amor puede hacer que jamás despiertes de ese sueño, hace que cierres los ojos tan fuerte que seas incapaz de abrirlos.

Solo hay una forma de poder despertar, y es cuando llega la pesadilla.

¿Ha llegado mi pesadilla? ¿He despertado de ese sueño llamado amor?

No del todo, estoy abriendo mis ojos poco a poco.

¿Cómo lo estoy logrando? Sé que te lo estás preguntando.

Sencillo. En el momento que ves a la persona que siempre iba a estar contigo alejarse, para acercarse a alguien más, el peso de los párpados comienza a desaparecer, entonces ahí es el momento en el que comenzamos a despertar.

No sé como llamar a eso, pero sé como puedes llamarme a mí.

¿Mi nombre? Desamor. Aunque solo esa persona puede llamarme monstruo número 3.

Al menos somos 17 monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora