11. Tan solo queda un corazón roto.

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16 años atrás...

- ¿Volverás pronto papá?

- Te lo prometo Camille, recuerda decirle a mamá que cumplí mi promesa durante estos siete años, pero que no aguanto más.

Y con eso papá se fue, me dejó sola en el columpio del jardín de mi casa, dejó que viese como se iba, como se llevaba toda una vida en dos maletas y un coche.

Quise pensar que iba a volver, quería pensarlo, y él pensó que yo me lo creería, pero vivir con él, vivir día a día un infierno en casa, notar que cuando mamá trabajaba él se metía en mi habitación y me decía que todo lo que pasaba aquí no era malo. Me intentó convencer, y yo me hacía la tonta.

No sé si lloraba de alegría o de tristeza. Solo sé que ese día mi vida entera cambió.

- ¿Te ocurre algo?

Levanté mi cabeza y allí vi a un niño, mi intuición me decía que era de mi edad, pero tenía dos años más que yo.

- Mamá me ha dicho que no hable con desconocidos.

- Pero ahora no está aquí, mira, ya no soy un desconocido, me llamo Manuel, ¿tú cómo te llamas? - dijo mientras me ofrecía su mano.

- Camille, Camille Blanc. ¿Que haces aquí solo?

- ¿Ves la casa que tenemos enfrente? Vivo allí, nos mudamos hace poco.

- Manuel, ¿vas a ser mi amigo?

- Seremos los mejores amigos, pero solo si me cuentas que te pasa.

Allí le conté todo, me abrí a él, conocí al primer monstruo sin saber que 16 años después me tendría que enfrentar contra el amor de mi vida.

El pasado es una mierda, toda esta serie de acontecimientos me ha llevado hasta donde estoy ahora, y no se si el pasado es un monstruo o no, pero yo, Camille Blanc, le llamaré monstruo número 12.

Al menos somos 17 monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora