CAPITULO #3

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La marea estaba más prominente que otras mañanas, y repiqueteaba contra las rocas costeras con fuerza; tantos años llevaba esa playa. Sus leyendas, sus verdades, sus mitos tan ciertos y tan crueles como el mismo océano en mal tiempo. El país, no había cambiado lo suficiente para considerarse un territorio "primer mundista". Así que no se daba mucho de que hablar sobre él, como los demás que estaban a su alrededor.

" Nuestro amado y venerado gobernante ha comfirmado el compromiso de su sucesora y unica hija con el descendiente del país vecino, asegurando al fin una alianza entre los mismos... La ceremonia sera realizada esta tarde como homenaje a nuestra fallecida reina y para marcar en la historia una nueva union y la venida de un nuevo tiempo de paz y prosperidad...", afirma el periódico en este tempestuoso amanecer . Quien lo leía no tenia mayor afán que saber si alquella primera plana era específicamente cierta, ya que, si se equivocaba en el más mínimo signo de puntuación, le costaría la vida y la de los que lo seguían. Termino de leer a crónica y arrugo el papel sin compasión alguna, tirándolo en Dios sabrá donde. Y visualizo con sus inexpresivos ojos ambares a sus otros dos compañeros con una sonrisa bastante pícara.

  - Y ¿Seguimos con ese plan? - pregunto el chico más alto entre los presentes. Y la mano derecha de el oji- dorado.

  - Tal y como ya lo habiamos acordado, no haremos ningun cambio, o eventualmente...¿Buscas la muerte? - respondio sin dejar de sonreir algo borde.
 
  - No es eso - intervino el tercer integrante que era más corpulento, de mediana estatura con los brazos cruzados - Solo tratamos de decir que hay menos posibilidades de que nos atrapen en la fiesta que en la iglesia. -
 
  El oji- dorados, ademas de ser parte de ese grupo de camaradas, era el lider, y todas las descisiones que él tomaba eran y debian ser correctas;  ¿tan dicifil era que entendieran esta vez?. Nego con la cabeza frustrado por la actitud de sus colegas - Ya sabemos que hacer, por ese lado no hay que preocuparnos; además, el peridódico no nos ha dicho algo ya no sabiamos.  Y si por "error" - hace un gesto con los dedos es esta ultima palabra - pasase algo y las cosas se nos fueran de las manos; algun evento que involucrara la captura de uno de nosotros... - tomo una posicion más seria - sin pretexto alguno llevaremos a cabo el suicidio, si o si -

Ambos adultos no evitaron pasar saliva en seco. Es cierto que ya lo habian acordado, ademas él no fue quien lo propuso sino uno de los camaradas que antes estaba al mando... Antes de que "desapareciera" y fuera resplazado or el ahi presente. Era adaptarse a la ley, por más oscura que esta sea ó lamentar protestar contra ella... Que era peor. Sin embargo la sola idea siempre causaba un sinsabor en la boca y una escalofriante sensación en el cuerpo.

Intercambiaron una mirada, asintieron sin decir nada y miraron fijamente a su superior.

  - Estamos a su total disposición de usted, CABALLERO - respondieron ambos más como un apodo que como una formalidad. A lo que simplemente sonrio satisfecho de que por fin entendian... No valia la pena derramar sangre, bueno, no en un estableciemto público...
 

Como era tradición, el prometido y futuro esposo no podria ver a su dama hasta encontrarsela en el altar. De lo contrario descomunales maldiciones asotarian a la pareja, sin importar quienes fueran. Sin embargo a él le parecio absurdo, no es como si el fuera el primero en ver a su prometida en sus vestimentas nupciales ¿Cuantos no abran visto a su mujer antes de dar el si, y disfrutar de la vida como si fuese un maldito cliche?

Toco una hermosa puerta dos veces sin pronunciar nada, hasta percibir un tenue "adelante" del otro lado. Giro el picaporte y entro descaradamente a la habitacion de su prometida. A lo cual ella reacciono al instante e intento ocultarse todo su ser. Si Marco no creia en las supersticiones ella era una fervil creyente.

El hombre solto discretamente una sonrisa al verla. Tan bella, con rubios cabellos cayendo libremente hasta llegar a su espalda, facciones angelicales y fisico... Bueno este ultimo podia mejorar, no es que no tuviera un cuerpo de envidiar; pero seria fascinante si tuviera más curvas.

  - ¿¡P-PERO QUE HACES AQUI!?, ¡SI SE SUPONE QUE HASTA LA TARDE NO NOS PODEMOS VER LA CARA, NI ESO; EN LA CEREMONIA ES DONDE NOS "DEBERIAMOS" ENCONTRAR! - grito ella notoriamente alterada cuando lo vio.

  - ¿Todavia crees en eso? -  contesto relajado mientras se acercaba, a lo que ella instintivamente se alejaba.

  - ¡Asi no es como lo dicta la tradición! - defendio dedicandole una una mirada en forma de reproche. Marco solo la observaba tan calidamente.

  - Ya queda poco para ello - la tomo de la cintura delicadamente - ademas, no hay problema, por unas cuantas horas antes de lo previsto ¿Ya no estariamos practicamente casados, mi querida Rilly? - hablo con una blanca sonrisa remarcada en su cara. No es que él fuera de facciones poco deseables, es mas; era un Adonis terrenal (según ella). Cabello castaño desordenado, piel ligeramente morena y ojos maravillosamente grises y sin mencionar el hecho de que era un caballero hecho y derecho. Agregandoles que se conocian de toda la vida, fue su mejor amigo... Bueno primer mejor amigo desde que desaparecio Daniaal. Y luego su primer en todo, absolutamente todo.

  - Pues si lo dices asi tiene mucho sentido - tomo un poco de aire y lo solto - sin embargo debiste avisarme que eras tú ¿Que tal si no estuviera vestida? ¿O si estaba es una situaciones bastante vergonzosa?. -
 
  - Da igual - se acerco a su oido y respondio en un susurro - ya conosco todo aquello que puedas ocultarme - Rilliann no pudo evitar que cruzara un atroz pensamiento en ese instante... De cierta forma, algo erótico.

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