Entre citas y música [AU Reylo]

Capítulo 10

Con el correr de los días Rey había sido testigo de cómo sus amigos  recuperaban lazos con los amigos de Ben, no le molestaba en lo absoluto salvo por el detalle de que Carol seguía sin dar señales de arrepentimiento alguno. Ese sábado precisamente estaba a punto de ser una semana del incidente, Rey se había comenzado a plantearse la idea de encararla y tragarse su orgullo pero no logró materializar sus pensamientos puesto que el propio aún seguía herido. Era una batalla sobre quién cedería primero que no estaba dispuesta a perder.

Sus amigos desde las gradas jamás imaginaron que presenciarían lo que vino a continuación. Rey estaba preparando la secuencia de saltos triples, revisó con cuidado que ninguna patinadora interrumpiera sobre su Triple flip, tenía la velocidad necesaria para iniciar cuando Carol pasó con velocidad por su lado cortando su salto, el impulso inicial que aún persistia en el cuerpo de la primera la llevó a desestabilizarse y caer de bruces en el hielo.

—Estas loca!—Gritó levantándose del suelo—fijate por dónde vas.

—No te caes hace un tiempo, eso no te hace mal.

—¿Por eso lo hiciste?—cuestionó sintiendo su cara arder, al no recibir respuesta alguna prosiguió con algo que jamás pensó decir pero que el calor de su rostro la obligó a soltar—eres una envidiosa, Carol.

—No.

—Si, no te salen triples. Llevas meses y aún sigues en la nada, con suerte si llegas al skate america—escupió con rabia.

La chica rubia no tuvo tiempo de responder como le hubiera gustado que Gary ya estaba interponiéndose entre ambas, se llevó a Rey de allí para verificar que no se hubiera lesionado. Por su lado, el entrandor de Carol pido de inmediato su presencia fuera del hielo. Cuando llegó allí no le dijo nada, le entregó los protectores de sus cuchillas y con una inclinación de la cabeza indicó que le siguiera. Condujo a Carol hacía los vestuarios en los que previamente Rey había ingresado, la obligó a sentarse cerca de ella.

—¿Tengo qué?—miró molesta a su entrenador.

—Si, te quedarás aquí y verás lo que hiciste. Vendré por ti más tarde—dijo en tono seco antes de marcharse.

Los entrenadores de Rey se retiraron cuando la enfermera ingresó, le ayudó a ponerse de pie para retirarse los leggins bordo y quedando en ropa interior. Sus glúteos sólo estaban más rojos de lo habitual por el golpe pero no llegaría a ser moretones, la enfermera evaluó si el cuadro era más de lo que aparentan y afortunadamente no tenía nada roto.

—Puedes aplicar hielo si gustas, te recomiendo descansar un rato antes de seguir y te recetare analgésicos puede que al enfriarse tu cuerpo comiences a sentirlo ¿De acuerdo? Si sientes mucho dolor acude al hospital pero no parece ser grave.

Rey asintió volviendo a colocarse su ropa, le dio las gracias a la enfermera e ignorando la presencia de Carol se dedicó a sujetar sus agujetas. La persona a su lado había traspasado un límite, cualquier pensamiento de dar el primer paso quedó completamente sepultado por sus actos. Se pusó de pie, comenzó a alejarse de las bancas en dirección a la puerta y entonces lo sintió. Los brazos alrededor de sus hombros, la fuerza aplicados en ellos para evitarle el movimiento y la acelera respiración en su nuca. Trató de moverse un poco, Carol se volvió peso muerto impidiendo hasta el más mínimo movimiento.

—Perdón, no quise causarte ningún daño sólo quería provocarte y acabaste en el suelo. Actúe sin pensar así como también dije cosas esa mañana que no debería haber soltado, todos nos alternamos—habló aplicando más fuerza en su abrazo.

—Podria perdonarle su orgullo si no hubiera mortificado el mío—dijo.

Carol rio, desde que eran adolescentes pasaban su tiempo libre viendo Orgullo y prejuicio, gran parte del dramatismo se lo debían a esa película, bueno a esa película y en especial al señor Darcy. Rey sonrío sin poder evitarlo, le pidió ser soltada para poder recuperar movilidad y abrazarla.