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Lauren maldijo la hora en que se le ocurrió tomar la clase de botánica. Amaba la naturaleza, pero no entendía qué tanto podría ayudar la ciencia de las plantas en su deseado camino hacia la medicina. Desde muy pequeña se había apasionado con la idea de seguir los pasos de su padre y se había esforzado por conseguirlo. Leyó tres veces más el artículo científico desplegado en su iPad, pero no conseguía retener ni una sola palabra de lo que éste decía. No podía concentrarse. Cómo era de costumbre desde hace un par de semanas atrás, no podía dejar de pensar en Camila. ¿Qué estaría haciendo? ¿Estaría en alguna clase? ¿Estudiando para algún examen? ¿Tomando un café con las chicas? ¿O estaría sola en su habitación mirando algo en alguna de las tantas plataformas de streaming?

Suspiró dejándose caer hacia atrás en la silla frente a su diminuto escritorio y cerró los ojos. No entendía muy bien su repentino e insistente interés por la castaña. Solo podía asociarlo a la preocupación que sentía por su amiga, pues podía imaginarse lo duro que aun era para Camila la muerte de Elisa. Podía notarlo en cómo evitaba decir su nombre o hablar del accidente ocurrido hace ya casi un año atrás.
Quería brindarle todo su apoyo, hacerle saber que con ella podía desahogarse y hablar de lo que sea, pero no podía dar con la manera de hacer aquello sin invadir el espacio de la morena o sonar entrometida. Después de todo, hasta hace muy poco, ellas no habían tenido contacto alguno desde que Lauren se mudó.

El inconfundible sonido de una notificación mueva la sacó de sus pensamientos y estiró su brazo de manera perezosa para tomar el móvil que estaba sobre el escritorio con la pantalla hacia la superficie de madera. Se incorporó al notar que se trataba de un mensaje de Camila.

'hey, me preguntaba si te apetecería tomar un café conmigo?''

Leyó el mensaje unas cinco veces antes de pensar en que responder.

'claro, te veo abajo en 5?'

Se apresuró a contestar.

'perfecto'

Cerró todos los libros esparcidos sobre la mesa y abandonó la silla en la que llevaba sentada casi 2 horas intentando estudiar y, claramente, fracasando en el intento. Tomó una chaqueta y dejó la habitación cual rayo. Bajó las escaleras de dos en dos saludando a un par de chicas con las que compartía unas cuantas clases. Ahí estaba Camila. Esperándola cerca de la entrada. Traía el cabello recogido en un flojo rodete que dejaba escapar rebeldes mechones de cabello, los cuales se encontraban enmarcando sus mejillas. Jeans, unas converse blancas y desgastadas, y un suéter de lana marrón. Bastante casual.

Sonrió cuando la vio acercarse.

-Hey.- Saludó suavemente.

-Hola.- Lauren dijo sonriéndole de regreso.

-Espero no haber interrumpido nada.- Comentó la morena con una mueca.

-Oh no. No te preocupes, solo estaba...- Hizo una pausa sin saber muy bien que decir- Torturándome con un par de libros de botánica.

-Esta bien.- Asintió.

-¿A dónde vamos?.- La ojiverde preguntó tirando de la fría manilla de metal anclada a la puerta de cristal de la entrada e incitándola a pasar primero.

-Bueno, esperaba a que tú tuvieras alguna idea de dónde podíamos ir.- Camila confesó- Conoces mucho mejor que yo el campus.- Se encogió de hombros.

-Conozco un lugar.

Emprendieron su camino hacia la cafetería entre bromas, risas y conversaciones triviales como, por ejemplo, la evidente falta de interés en la botánica por parte de Lauren. Camila reía por lo bajo mientras la escuchaba contar la historia de cómo había llegado a tomar aquella materia en la desesperación por llenar el espacio vacío en su horario para aquel semestre. La pelinegra podía recordar la cansada mirada de la mujer tras el mostrador y la enorme fila tras ella llena de estudiantes que aguardaban su turno para realizar modificaciones fastidiados por su indecisión.

Broken (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora