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-¿Estás segura de querer hacerlo? Podemos hablar con ella, lo entenderá. Puedes tomarte el tiempo que necesites, Camz.

-Estoy segura.

Camila la tomó de la mano sonriendo de medio lado tratando así de calmar a la ansiosa ojiverde sentada junto a ella. No podía seguir posponiendo ese momento. Jenna y Audrey siempre habían tenido razón. No podía seguir huyendo. Mientras antes enfrentase la realidad, más fácil le sería avanzar. Así que allí estaba en compañía de Lauren, quien lucía mucho más nerviosa de lo que ella estaba, aunque hacía su mayor esfuerzo para disimularlo. La puerta de la consulta se abrió y Audrey apareció indicando que podía pasar.

Con un último apretón de manos por parte de su acompañante, Camila respiró profundo y exhaló lentamente antes de ponerse de pie y entrar.

-¿Cómo estás Camila? .- Audrey preguntó cortésmente.

-Estoy lista.- Le aseguró sin rodeos.

Ambas tomaron sus lugares correspondientes una frente a la otra. La psicóloga la estudió con la mirada durante algunos segundos antes de asentir. Se aclaró la garganta para comenzar.

-Camila, ¿Quién era Elisa Cabello?

Su tono de voz fue sereno y la castaña lo agradeció mentalmente.

-Mi hermana y mi mejor amiga.- Murmuró sin desviar la mirada- Tenía veintiún años y era gimnasta como yo. Una de las mejores que jamás he visto.

-¿Qué pasó con ella?

Esta vez, Audrey fue aún más cautelosa. Notó que Camila no estaba tirando nerviosamente de sus dedos como solía hacerlo cada vez que ella hacía ese tipo de preguntas y lo tomó como una buena señal para continuar.

-Murió hace un año en un accidente de tránsito.- Camila fue consciente de cómo su voz no tembló al decir aquello.

-¿Cómo ocurrió?

La castaña hizo una pausa de segundos antes de seguir hablando. Por un segundo creyó que no podría continuar, pero contó hasta diez y respiró despacio tratando de calmarse a sí misma. Podía hacerlo. Tenía que hacerlo, por Elisa y por ella.

-Regresábamos a casa de una fiesta a la que habíamos ido.- Contó- Íbamos cantando a todo pulmón dentro del auto como solíamos hacer siempre. Ella conducía.- Hizo una pausa- Escuchábamos y cantábamos una de nuestras canciones favoritas cuando...- Tragó con fuerza- Cuando un conductor que venía en sentido contrario tuvo un lapsus de somnolencia y se metió a nuestro carril.

-¿Recuerdas algo más Camila? .- La terapeuta añadió.

-Las luces del coche cegándonos, los gritos desesperados de ambas, el auto chirriando y dando vueltas, el sonido de la música que seguía corriendo.- Se lamió los labios secos- Y el rostro ensangrentado e inconsciente de mi hermana justo antes de desmayarme.

-¿Luego de eso qué pasó?

-Me desperté en una cama de hospital.- Murmuró recordando la imagen de su madre llorando en una silla y las intensas luces blancas y brillantes del hospital- Para entonces mi hermana ya estaba muerta.

Audrey asintió sintiéndose totalmente orgullosa de la castaña quien le seguía sosteniendo la mirada.

-Camila, ¿Cuál era el nombre de tu hermana? .- Preguntó una última vez.

-Su nombre era Elisa Cabello.- Esta vez su voz sí tembló- Tenía veintiún años y murió en un accidente de tránsito hace un año.

Con esto último, Camila rompió en llanto sin poder evitarlo. Pero esta vez se sentía diferente, no predominaban ni el dolor ni el sufrimiento. Predominaba el alivio y la superación. Lo había conseguido. Audrey dejó su lugar y se acercó para abrazarla con fuerza. Sabía que estaba rompiendo las barreras del profesionalismo, pero es que no podía evitarlo.

Broken (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora