Fate: Obligaciones Contractuales

Capítulo 6: V: En todo momento decir la verdad

Nota del autor:

¡Y estoy de vuelta! ¡Hola a todos!

Mi capítulo actual se ha estado haciendo tan largo que decidí dividirlo en dos. Por lo tanto, puede esperar otra actualización en un par de días, una vez que termine el final.

Primero, una nota sobre el último capítulo, en caso de que no haya visto la actualización de las notas de mi autor. Dado que muchos de ustedes sospecharon acerca de mi razonamiento sobre el rechazo de Arturia a Mordred, permítanme aclarar. Arturia rechazó a Mordred dos cosas: reconocer a Mordred como su hijo y darle el trono a Mordred.

Permítanme recordarles que la historia está llena de reyes que reconocen a sus hijos ilegítimos, sin siquiera legitimar al niño o traerlo a la línea de sucesión. Por lo tanto, decir que Arturia rechazó a Mordred por simple política no es lo suficientemente claro, o no tendría ninguna razón para negarse a reconocer a Mordred como su hijo en privado, si no en público.

En segundo lugar, las notas de mi autor también se han dividido, por lo que obtendrá información en este capítulo y parte en el siguiente.

Disfruten su recompensa, lectores, y recuerden, es la primera parte.

Capítulo V: En todo momento para decir la verdad

"¡Gwen! Gwen, despierta… ¡ por favor !"

El sueño es un avaro, sus zarcillos pegajosos como la savia de un árbol, y Ginebra es el insecto que ha aterrizado en él. Sus ojos son alas cargadas de savia, incapaces de levantarla y llevarla lejos, a pesar de la voz que la llama con creciente desesperación. Se pregunta ociosamente, sin mucho cuidado, cuánto tardará el ámbar en convertirse en piedra; ¿Se morirá de hambre o se asfixiará primero?

"Ginebra ... mi señora ..."

Una textura áspera y húmeda cubre su rostro, haciéndole cosquillas en la nariz y haciéndola estornudar. Guinevere se las arregla para inclinar la cabeza, tratando de desalojar la maldita cubierta.

"Mmph ..."

Alguien está sacudiendo sus hombros, las manos temblando incluso mientras la agarran. ¿Por qué no se van? Ella entrecierra los ojos, obligando a sus ojos a abrirse.

Una mancha dorada se cierne sobre ella, con motas verdes.

"…¿Verruga?"

Su marido inhala bruscamente. "Ginebra". La toallita que le ha estado limpiando la cara con una esponja cae al suelo junto a la bañera.

Crece la conciencia. Tiene frío y está en agua claramente fría.

Ella también está desnuda.

"¿Qué ha ..." Un bostezo rompe su frase. "-¿sucedió?" Intenta sentarse, pero sobre todo consigue hacer chapotear el agua y recordarse a sí misma la conciencia de los nuevos músculos internos, todavía doloridos.

Arturia no responde, soltando abruptamente su agarre para levantarse y buscar una toalla a unos pasos de distancia, la camisola de dormir de lino está húmeda de los charcos en el piso del baño y se aferra a sus piernas en algunos puntos. "Has estado ahí dentro unas cuantas horas; probablemente deberías salir antes de que te resfríes".