Capítulo V

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     Pueblo Nogal era un pequeño pueblo bastante sencillo, conformado más que todo por árboles, cabañas de madera, vegetación, naturaleza y leñadores. Se podría considerar como un pueblo maderero, ya que su economía dependía casi exclusivamente de la madera, que era producida en esos bosques, talada por los leñadores y transportada al resto del reino.
Aunque era un pueblo pequeño y simple, éste tenía una economía excelente, debido a que la madera que daban sus árboles era de la mejor calidad y, un dato curioso a tomar en cuenta, era que en ese lugar siempre crecían diez árboles por día, por lo tanto, la madera nunca escaseaba; según estudios esto se debía a que la tierra de su pueblo presentaba propiedades mágicas que la hacían excelente para el cultivo. Se podría decir que era sin duda, uno de los pueblos más ricos, sin embargo, sus habitantes preferían una vida simple y natural que los lujos de la ciudad.
     Sus habitantes eran todos solidarios y de buen corazón, todos ellos se conocían muy bien y se consideraban como una gran familia. Éstas personas no dudarían en ayudar a quien lo necesitara.
     Eran dirigidos por Bedúl, el jefe del pueblo, e hijo del sabio Ocre. Bedúl era un hombre de 35 años de edad, bastante alto y musculoso, pero al igual que su padre éste poseía mucho conocimiento, principalmente de algunos bosques de la zona y de la arboleda Nogal, el cual era un lugar sagrado para ese pueblo. Se decía que en ese bosque se encontraba la entrada a la tumba de los primeros reyes de Kordan, conocidos como "El rey de plata" y "La reina de oro".
    Bedúl parecía ser una persona imponente y seria por fuera, pero la verdad era un hombre bastante noble y siempre se reía de un buen chiste, seguido de una actitud carismática y alegre.

     Pueblo Nogal también era conocido por sus económicas y acogedoras posadas, que garantizaban una placentera y tranquila noche de sueño.
     Josta y Magy se encontraban caminando por el sendero hacia pueblo Nogal en ese justo momento. A lo lejos se podían notar unas cuantas casas iluminadas haciéndoles saber a los hermanos que ya casi habían llegado a su destino, provocando que ellos aceleraran el paso.
     Finalmente, trotaron por un trecho corto hasta una posada del pueblo, y Magy pidió hospedaje; pidió un cuarto mediano, con dos camas, ya que no planeaban quedarse ahí por mucho tiempo. Luego del proceso de pago, la recepcionista le entregó las llaves del cuarto a la mayor de los hermanos, para que después ambos pudieran subir por unas escaleras hasta el segundo piso, donde se encontraba su habitación. Una vez entraron, Magy se tumbó de manera distendida en la primera cama que visualizó, durmiéndose en el acto sin esfuerzo. Josta, por su parte, se acostó en la cama paralela, sacando un libro como distracción en lo que lograba conciliar el sueño; cosa que luego de unos minutos funcionó y Josta se acomodó mejor en sus suaves sábanas, empezando a entrecerrar los ojos, dejándose vencer por el sueño y preguntándose cómo se sentiría el soñar después de tanto tiempo, finalmente cayendo dormido ante el cansancio.
    Bastaron unos segundos para Josta obtuviera lo que desde hace un tiempo había estado anhelando... un sueño profundo. En el instante en que se durmió, quedó a merced de su subconsciente, el que, para su desgracia, no le tenía preparado buenos recuerdos para ese momento. Josta leyó una vez, en un libro de biología; más específicamente enfocado en la neurología, que los sueños eran un proceso mediante el cual nuestro cerebro trataba de ordenar nuestros pensamientos, recuerdos, traumas, experiencias, entre otras sensaciones y conceptos. En ese libro que leyó resaltaba el concepto de sueño lúcido, un tipo de sueño que se sentía como una realidad, pero con ciertas diferencias.
Desde que leyó ese libro, quiso experimentar por sí mismo el maravilloso concepto de sueño lúcido. Poco se imaginaría él que su cabeza se encargaría en ese momento de recordarle todos sus traumas e inseguridades; y era que, cuando llevabas tantos infortunios en tus recuerdos y tantas heridas, desconfianzas y abusos, normal que tu cerebro tratase de asimilar todo eso.

     Cuando Josta quedó internamente consciente, en ese mundo que constituía todo su ser, se encontraba en una especie de vacío en negro, sin principio, ni final, oscuridad era todo lo que había. Una soledad profunda lo invadía; podría decirse que se encontraba en un lugar tranquilo e imperturbable, pero, él no lo sentía así, se sentía presionado, era como si la gravedad tratara de aplastarlo... como si en cualquier momento el suelo en el que se encontraba suspendido fuera a romperse, arrastrándolo a toda prisa a las profundidades del abismo, mientras que sentía como poco a poco esa presión lo dejaba sin aire hasta matarlo. Pero no lo había, no había nada, ni suelo ni techo, ni aire ni presión... sólo desesperación, la desesperación más pura y tortuosa que hubiera sentido, mientras al mismo tiempo sentía el peso de todas las esperanzas que llevaba consigo. Él, el único que podría portar la espada que pondría fin a todo el sufrimiento de ese mundo. Él, el más débil, debía acabar con la mismísima deidad causante de su mala suerte y la de los demás, y si fallaba; todo el mundo pagaría las consecuencias. Todo esto representado en aquel peso y esa presión lo atormentaba.
      Luego de unos minutos que parecieron horas, ese peso se desvaneció, pero, la presión seguía con él, sentía que no podría ponerse peor. No podía estar más equivocado, pues de la nada empezó a escuchar montones de voces a su alrededor que repetían una y otra vez la misma frase.

Demonic JourneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora