-"Problemas"-

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-"Y cuando pensé en rendirme, me di cuenta que el estaba aquí."-

Capítulo 10
-Antes de llegar a la residencia, pase a cargar gasolina y a revisar a detalle el automóvil, el cual estaba todo perfecto.

Yo, para la ocasión lleve un traje color vino, que me había regalado mí mujer, llegué puntual como siempre a las 5:30am, ni más ni menos, tome la cafetera y busqué una taza, me molestó que una de las criadas, me mirará de forma despreciable.

-La Señora Eloisa, me miró y entendí en sus ojos su forma de hablarme a travez de su mirada que debíamos irnos inmediatamente del lugar, ella solo las miró despectivamente y les dijo  qué no la esperarán pues tenía una cita con una de sus amigas en el restaurant -El Correo Español- de Cd. Satélite, asi que llegamos a la Catedral justo a tiempo, me obligo escuchar la misa al terminar, salimos rumbo al restaurant, sus amigas ya la esperaban ahí.

Yo esperé dentro del auto, en el estacionamiento del lugar, si, moría de hambre, descubrí que debía yo estar preparado y llevar siempre un sandwich por si acaso.

Cuando salió del restaurant de moda era ya medio día, así que regresamos a su hogar, justo para su siesta, me pidió que fuera a las oficinas de la empresa de su hijo y obedecí.

En el conglomerado comercial, me anuncié con la recepcionista del lugar, que me dio el pase de inmediato, descubrí qué él Sr. me estaba esperando para hablar conmigo, el me dio un cheque, era un adelanto de mi sueldo cosa que me sorprendió, su hijo me miraba con duda, pero resuelto al fín tomó valor para preguntar

-¿te gusta mi Madre?.

Yo extrañado ante ese cuestionamiento respondí nerviosamente que no, de ninguna manera.

-Me dijó —¡Muy Bien!, aclarado todo, la verdad te la diré, mi madre tiene toda mi autorización, puede hacer de su vida como le plazca, y yo pago por ello, estoy enterado de cada uno de sus movimientos, solo cuídala con tu vida, si algo le pasa tú serás el culpable, ahora no te entretengo más, pues para los empresarios el tiempo es oro, cuando abrí la puerta me dijó:

-Sólo una cosa más ni una palabra de lo que hace mi madre a nadie en especial a mis hermanas ¿De acuerdo?.

-Le contesté que así sería.

En el coche me pregunté ¿por qué sus hijas no debían enterarse?, ese mismo día supe la respuesta.

Al llegar a mi área de trabajo en aquella mansión, se encontraban ahí tres  hermosas mujeres, tan guapas e inmediatamente deduje que eran las hijas de Eloisa, esas damas, me miraron y me inspeccionaron de arriba abajo, como si fuera un insecto, después procedieron a llamar a su hermano para que me despidiera, pues decian que ellas encontrarían a otro chofer.

Eloísa, salió del despacho al escuchar todo aquel alboroto, y las enfrentó pidiendo en tono amenazante qué no se metieran en su vida, y que ni  intentarán algo en contra mía.

Al ver como su madre me defendería, empezaron con un montón de cuestionamientos tontos y por demás absurdos buscando un error para poder hecharme a la calle, al ver de reojo a las empleadas domésticas entendí el origen de toda esa revolución que tenía encima.

(continuará)

Amor InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora