Amor Infiel

-"El Final"-

-"Y cuando pensé en rendirme, me di cuenta que el estaba aqui"-

Capítulo 23.
- Doña Eloisa, fue internada en un hospital de lujo, aún en la cama de un hospital, ella insistía en que la sacaramos de ahí, pues sabía que no tenía caso  estar encerrada en esas cuatro paredes y así lo hicimos.

-Rapidamente, se corrió el rumor de que Eloisa estaba en sus ultimos momentos, ella no queria la presencia de sus hijas en casa, como era su costumbre ellas armaron un teatro, una función espectacular, digno de tragedia griega, diciendo que les habíamos prohibido verla, asi que dejamos que entraran para que saciaran su morbo, su curiosidad.

Arquimides y sus hermanos estaban preparados para lo que se vendría encima, nada más se leyera el testamento; Cuando el alma de Eloisa dejó este mundo, oímos gritos, llantos en la pieza de su madre.

- Arquímedes me pidió ayuda y preparamos todo para el funeral, ella le habia dado la orden de cremación, y que sus cenizas fueran esparcidas en Escocia, por qué decía que renaceria ahí. Solo habia dado la orden  serían sus hijos encargados de esparcir sus cenizas. Tuvimos que tragar saliva cuando le dijimos que ella no quería velorio, pero sus hijas se encargaron de hacerlo. Arquímedes y sus hermanos aceptaron por que decían el dia que se lea el testamento recordaremos todo este teatro.

Al mes se leyó el Testamento sus hijas llegaron puntuales a la notaría, el abogado abrió el sobre, se empezó la lectura; las residencias en Acapulco, Monterrey y CD. De México, se las dejaba a Jerónimo y a Luciano lo que hicieran con ellas no importaba, Arquímedes ella era dueño totalitario de la empresa, el Pent House en la zona residencial de lujo que era del amante lo dejó a nombre de Dulce y a mi me habia dado un fideicomiso, para terminar mi carrera. A sus hijas no les dejo un solo peso partido a la mitad.

Claro hubo amenzas, la señora dejo a cada una de sus hijas cartas revelando por que no fueron tomadas en cuenta para repartición de bienes.

El abogado nos llamo a parte a nosotros diciendo que no podíamos tomar el Pent House y el fideicomiso hasta que ambos estuviéramos casados... O si no había boda se lo repartirian sus hijas, Luciano llegó por atrás  y tocó mi hombro.
(Continuará)