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Termine de escribir. ¿Realmente quiero olvidarme de ella o quiero seguir en la ilusión de que lo que tuvimos fue real? ¿Quiero seguir engañándome sobre que el brillo que veía en sus ojos era producido por mi? ¿Realmente le brillaban los ojos cuando me miraba?
Y así un sin fin de preguntas sin respuestas, cuando se fue no dije nada, solo lo acepté pensando que era una mala broma. Solo me convencí a mi misma que la razón por la cual terminamos fue por por la diferencia de edad. Ya que nuestro último diálogo no fue cuando terminamos si no cuando ella tomó la decisión de irse.
Ella me intentaba calmar diciendo que era la diferencia de edad, que 10 años eran mucho para una relación, que podíamos ir a un museo, visitar mis pinturas favoritas y tomar té.  Me prometio todo eso, que no iba a doler, porque no debía doler, pero aquí estoy, a millas de mi casa, en un lugar donde no conozco a nadie y siquiera sé si esto será lo mejor pero un lugar de escape.

Cuando desperté de esa horrible noche me di cuenta que ya era lunes, mi primer día de clases. No estaba emocionada si no algo nerviosa, por lo que me comentó Sandra, debía pasar por la oficina de Venable a primera hora para ver mi horario y mis clases extracurriculares así que hice la misma rutina de todos los días, ducharme, vestirme y maquillarme. Tomé mis cosas y salí de mi habitación eran las 8:02am salí bastante tarde pero no me importó, bajé las escaleras intentando adivinar cual era el despacho de tal mujer. Mire mi teléfono y eran las 8:10 -mierda- seguí caminando por un largo pasillo hasta que logre divisar una puerta blanca al igual que toda la institución, tenía una perilla dorada con detalles morados, recordé que el día en que llegué la pelirroja estaba vestida de morado así que golpeé la puerta esperando que ahí fuera.
Escuché el ruido de tacones cada vez más cerca y abrirse la puerta. Al abrirla me dejo ver su hermosa silueta, una falda ceñida al cuerpo, una blusa blanca, su bastón y sus infaltables tacones, claramente la primera y última pieza en el mismo tono lila que queda tan hermoso con su cabello.
-Betancourt... - miró su reloj -viene 15 minutos tarde
-lo siento es que me perdí al venir- le dije en un tono bastante irónico -si me hubiera dicho donde quedaba su oficina no habría llegado tarde-  pude notar su cara de rabia un segundo hasta que la cambió y se hizo a un lado para dejarme pasar.
-pasa- escuché seco. Su oficina era gigante tenía una librería en cada costado de esta y un ventanal enorme que daba a un bosque detrás de su escritorio. Era todo blanco y morado, me parecía bastante raro pero era una combinación bastante hermosa. Me adentre en su despacho mientras sentía el sonido de sus tacones y el bastón detrás mío, no sé por qué me ponía tan nerviosa que estuviera detrás. -siéntese- escuché después de quedarme de pie al lado de una de las sillas que tenía frente a su escritorio. Tomé una y me senté como ella me ordenó.
-bueno señorita Betancourt, este es su horario -me estiro un papel lleno de colores -donde llegó a mitad de año debe hacer una nivelación, hoy hará un examen de cada asignatura y mañana comenzarán sus clases reales. Acomodamos su horario a lo que desea estudiar, tengo entendido que es pedagogía así que tiene bastantes horas de literatura, matemáticas y ciencias. También debe escoger una actividad extraprogramatica, entre ellas tenemos atletismo, natación, tenis de mesa y patinaje artístico.- mire mi horario y eran demasiadas horas para estudiar.
-esta bien, tomaré patinaje- lo único que podía pensar era que había tomado esas clases cuando pequeña y hace tiempo lo quería retomar pero no había podido así que era mi oportunidad.
-Betancourt, a su derecha está su material de estudio, lo puede tomar e irse a su habitación. La quiero a las 9 aquí y son las... - miro su reloj -8:45 así que más le vale correr, si no está aquí para las 9 en punto, recibirá un castigo. - tomé mis libros y prácticamente corrí a mi habitación, dejé mis cosas y volví a correr a la oficina de Venable. Cuando llegue me tomé un par de segundos para respirar y no fue necesario tocar la puerta porque cuando levante el brazo para hacerlo escuché un "pase" desde adentro así que solo procedí a entrar.
Cuando me adentré en esta pude ver a Venable en su silla y a una rubia apoyada en su escritorio estas se estaban riendo hasta que me vieron. Venable miró su reloj y me dijo
-Betancourt, ¿no le dije a las nueve en punto?- no quise sacar mi teléfono porque estaban prohibidos y este ni yo sé cómo lo entré.
-¿y qué hora es?- le dije en un tono algo desagradable.
-son las 9:01, querida- contestó la rubia como burlándose.
-yo pise esta oficina a las nueve en punto, no es mi culpa que ustedes estuvieran tan entretenidas para no mirar el reloj al momento que entré- las dos se miraron cómplices y la más intimidante habló.
-Señorita Betancourt pensaba en revocarle el castigo por llegar tarde pero por esto- me miró de pies a cabeza mientras se levantaba de su asiento tomando su bastón y escuchándose solo el ruido de sus tacones más este chocar contra la cerámica, mientras se acercaba a mi. Venable se pare frente a mi y comencé a temblar pero mi cuerpo jamás mostró inseguridad, al contrario me enderecé y subí mi cabeza esperando atenta a lo que me dijera. Me di cuenta que es más alta que yo y de cerca es aún más hermosa de lo que se ve, Mierda Helena ¿que estás pensando? Para mi suerte ella por fin habló.
-esta no se lo perdono, ya le dije el primer día que no volviera jamás a dirigirse a mi de esa forma. Así que tendrá que sumarle a su horario 6 horas más después de clase, dos los lunes que le impartiré yo lengua y literatura, dos los miércoles que la señorita Cate le impartirá matemáticas y dos los viernes que la profesora Sandra le dará Ciencias comunes. Todo esto por 1 mes.-La pelirroja se dio una vuelta y comenzó a caminar de vuelta a su escritorio cuando se sentó me hizo una señal para que yo hiciera lo mismo. Mientras ella buscaba un papel en uno de sus cajones Cate se dio vuelta y me habló.
-Le estaba comentando a Venable sobre nuestra interacción el día que llegaste- mierda! no estoy segura si guarde los cigarros de mi maleta en algún lugar seguro. A lo que atiné en contestar con desinterés.
-¿Y?- Venable justo encontró los papeles que estaba buscando así que sus ojos se dirigieron a mi.
-Tus padres cuando te inscribieron hablaron directamente conmigo, nos contaron que te pasó y por eso te acepté a mitad de año, por lástima. Tus padres son muy buenos amigos míos- dijo Venable con superioridad y en un tono tan frío que me cuestioné si venir aquí había sido una buena idea. -te acepte en la institución por tus padres- volvió a recalcar -pero tienes que seguir las órdenes si no estos castigos no serán nada comparados a los que vendrán.-
Me puse tan nerviosa con sus palabras, ella ni siquiera me importaba pero como lo dijo y que supieran todo lo qué pasó para mi fue devastador.

olvidar-teDonde viven las historias. Descúbrelo ahora