El Zorro y El General

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Para Jiang Cheng no había sido necesario explicar que cuando A-Yuan lo llamó "el chico guapo del bosque" se refería a aquella vez en que llevó a su caballo al río para beber. Supo inmediatamente que habían sido ellos los que lo estaban espiando. Así que volvió al bosque cada día esperando volver a encontrar a ese bello joven.

— Nie Huaisang tiene razón, ¿qué demonios estoy haciendo? Apenas intercambiamos palabras. -murmuró bajando de su caballo y acercándose al río de la misma forma que lo hizo una semana antes.

De tantas veces que agudizaba su oído para poder escuchar al joven espiarle, éste había comenzado a doler. Sin embargo, lo intentó una vez más. El sonido de las hojas secas del suelo siendo pisadas rápidamente llamó su atención. Alguien corría en dirección a él. Se giró hacia el sonido de las pisadas, y desenvainó su espada, listo para una batalla. No contaba con que la persona que aparecería sería el pequeño A-Yuan, con rasguños alrededor de todo su cuerpecito.

El pequeño corrió sin detenerse hasta que chocó con la pierna del general y al mirar hacia arriba Jiang Cheng vió en sus ojos que estaba aterrado.

— Gege, ven, Xian-ge está herido. -lo jaloneo el niño mientras le suplicaba que lo siguiera.

Rápidamente tomó al menor en sus manos y lo subió al caballo montando detrás de él; en cuestión de minutos ambos ya estaban galopando en camino a ayudar a Wei Ying.

Por su parte, Wei Ying no esperaba que el menor regresara, cuando lo envió a buscar ayuda se refería a que regresara a la cabaña y alertara a Zichen y Xingchen, no contaba con que el pequeño se encontraría al general en su camino.

Por lo que, cuando el caballo del general se acercó, el hombre pudo ver a Wei Ying con sus uñas extrañamente largas goteando sangre, unas orejas negras y puntiagudas sobresalían de su largo cabello suelto, los ojos plateados brillaban ominosamente, y su boca tenía un par de colmillos, detrás de su cuerpo un grupo de colas asomaban por debajo de la túnica negra. El impacto inicial fue sustituido por una extraña sensación cuando vió su tobillo atado a una soga y la piel alrededor de esta desgarrada como por las garras de una bestia. Era obvio que se había lastimado a sí mismo al tratar de liberarse de su atadura. Sobre todo al ver que los cazadores frente a él no tenían un solo rasguño. El chico estaba listo para pelear hasta el último aliento.

— ¡El general Jiang, huyan! -gritó uno de los cazadores al ver el caballo.

En cuestión de segundos los hombres vestidos de negro ya se habían retirado con las manos vacías. Mientras, Jiang Cheng bajó del caballo, ordenándole a A-Yuan que se quedara donde está. Con su espada desenvainada, se acercó a Wei Ying quien lo miraba con cautela y de un movimiento rápido, cortó la soga, haciendo que el joven cayera sentado al suelo del bosque. Wei Ying se arrastró sobre su trasero hasta que su espalda chocó con un árbol en un intento de alejarse.

— Xian-ge, está bien, vino a ayudar. -llamó el pequeño desde el caballo.

Wei Ying comenzó a relajarse al oír la voz de su pequeño y su apariencia de zorro poco a poco volvió a la de un joven, su rostro mostrando una mezcla de dolor, cautela, cansancio y algo de miedo. Intentó ponerse de pie apoyándose en el árbol detrás de él, pero falló cayendo de nuevo al suelo.

— No te voy a lastimar, tranquilo. -Jiang Cheng intentó calmarlo, dejando la espada en el suelo y arrodillándose. — Déjame quitarte esa soga. -su voz tranquila y suave.

Titubeante, Wei Ying estiró la pierna que había estado atada al árbol; viendo como el hombre desataba cuidadosamente el nudo, no pudo evitar sonrojarse al sentir los dedos del general rozar la piel sensible de su pie. Pero aunque el general no quisiera, sus movimientos cuidadosos de vez en cuando rozaban la piel rasgada del tobillo y sacaban quejidos de dolor de su garganta acompañados de una mueca. Cuando finalmente la soga fue desatada, el general la guardó bajo su solapa, y se acercó un poco más a Wei Ying.

Conquistando al General JiangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora