Capítulo 11 - Despedida

135 11 3
                                    

Más allá del Muro María se encontraban aquellas personas que querían acabar con los eldianos de Paradis. Y dentro de ellas, millones de personas que desconocían el exterior, víctimas inofensivas que morirán sin saber la verdad sobre este malvado mundo. Toda Shiganshina estaba callada y atenta, observando esa bestia titánica. No se movía ninguna alma, todos permanecían inmóviles observando aquel titán. Fuera de los muros, el Colosal empezó a elevar la pierna derecha y la embistió contra la puerta principal, haciendo que esta saliera disparada por los aires. Una infinidad de piedras se desprendieron de la muralla, y toda la multitud que estaba a escasos metros del muro, salió volando por los aires. Todas las casas cercanas a la puerta acabaron destruidas por los pedazos de muralla que las embestían. Piedras y fragmentos de los edificios se arrojaban sobre los ciudadanos, aplastándolos y matándolos en el acto. Ese golpe provocó la destrucción de una buen parte de la ciudad de Shiganshina, el color rojizo comenzó a predominar en el distrito. Pero lo peor de todo no fue todo aquello, sino:

—Ha hecho un agujero en la entrada... —dijo Armin.

Del boquete provocado por el Colosal, sobresalieron muchos titanes del exterior, penetrando así en la ciudad de Shiganshina. El terror rápidamente se extendió por las calles y la gente huía despavorida del lugar; algunos titanes ya alcanzaron a algunas personas. Eren recordó a su madre. No dudó un segundo y corrió hacia el cuartel. Mikasa lo paró con el brazo.

—Eren, ¿dónde vas?

—¡Debo llegar donde está mamá cuanto antes!

Eren y Mikasa se dirigieron hacia el cuartel, cerca de ellos. Armin todavía se quedó ahí observando cómo se acercaban los titanes unos segundos más.

—Al final ha llegado el día en que los titanes han invadido la ciudad. Eren, es ahora cuando debes demostrar tu lealtad a la gente de los muros.

Armin entendió rápido la posición de Eren. Había mucho revuelo en las calles de la ciudad, todo el mundo desertaba hacia la puerta interior para escapar de los titanes. En el cuartel también estaban muy alterados. Hange y Mike eran ahora los únicos líderes que había del Cuerpo de Exploración, Levi y Erwin iban hacia Trost. En el rellano del cuartel había muchos soldados tanto del Cuerpo como de la Guarnición, que recibían órdenes de los líderes. Historia había llegado hacía algunos minutos, ella se situaba en la primera planta. Se topó con Petra.

—Historia, veo que ya has llegado. ¡Corre, ayúdame a bajar algunos equipos de maniobra tridimensionales!

Historia se acercó a ella muy contenta, su sonrisa destacaba entre todo el lamento de la muchedumbre.

—Muchas gracias por hacerme ese favor ayer, gracias a ti pude conocer a mi familia.

—Ya hablaremos de eso después. Debemos neutralizar a los titanes que están en la zona.

Historia cogió un par de EDM3D y bajó las escaleras junto a Petra. El cuartel tenía diferentes pisos, y el más grande y alto de todos era el piso subterráneo, donde se abastecían de gas los equipos de maniobra. Ahí era donde se encontraban la gran mayoría de soldados, nerviosos ante la situación inesperada. Entre ellos se veía a Connie y Jean. Eren llegó al subterráneo con bastante prisa.

—Eren... —costó pronunciar a Connie—. ¿Estás vivo?

—¡Ahora no es momento para eso!

Eren rápidamente empujó a los soldados que interfirieron en su camino hasta llegar donde se encontraban Hange y Mike, que estaban proporcionando los equipos a los soldados. Hange se estremeció.

—¡Eren!

Eren ignoró la atención que le prestaron los dos líderes y cogió bruscamente uno de los cinco equipos que descansaban en la mesa; el resto los bajaban varios soldados.

Shingeki No Kyojin: Sin la CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora