Capítulo 17 - Festín

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Los años habían pasado, cinco para ser concretos. Ni Reiner ni Bertolt eran ya la misma persona que conocían, ¿o sí? Incluso con todas las diferencias, ambos aún conservaban su ser, aquello que siempre los caracterizó. Pero el hecho de vivir en mundos distintos, Paradis y Liberio, los diferenció. Reiner comenzó hablando, pero no sin antes recriminarle por matar a tantos soldados con su explosión. Era lo que le habían enseñado, era su tarea en esa misión. Y Reiner sabía cómo funcionaba. Aun así, no podía perdonárselo.

Reiner le explicó su vida durante esos cinco años dentro de los muros y la verdad acerca de los humanos que los conviven, una verdad muy alejada de aquello que les habían obligado a creer desde pequeños. Y aunque Bertolt veía concordancia en sus palabras, se negaba a admitirlo: no podía aceptar que todo este tiempo había estado actuando en el bando contrario. Por eso siguió refiriéndose a a los de Paradis como traidores y demonios. 

Mikasa continuó peleando contra Annie, exhausta. Se detuvo sobre una rama y observó a Eren mientras se recolocaba la bufanda. Al tocarla, le vinieron recuerdos del día en el que lo conoció, el día en el que Eren se convirtió en su salvador. Desde ese día, Mikasa vivió para protegerlo, por lo que saltó de la rama y reanudó su ataque hacia el Titán Hembra.

Erwin miró hacia abajo, su puño. Recordó cuál había sido su objetivo todo este tiempo: demostrar que su padre no estaba equivocado, conocer la verdad sobre el mundo. Sin embargo, eso ya no estaba al alcance de su mano. Caminó sobre su rama hasta al extremo de ella, sorteando los pedazos de tronco que el Titán Bestia no reparaba en ofrecer. Alzó su mirada ante todos ellos, y dio su discurso. No uno cualquiera, sino uno que les hiciera olvidar todo por lo que habían luchado. Que abandonasen toda esperanza ya que iban a morir en ese momento, pero dándole la oportunidad a Levi de matar al Bestia. Por muy mínima que fuese, iban a confiar en ella. Justo antes de acabar el discurso, reposó su mano derecha en el corazón.

—¡Entregad vuestros corazones! —gritó Erwin.

El Cuerpo abandonó las ramas y dieron comienzo a su muerte. Se dispersaron de manera desigual, caótica, sobre los titanes. Ni siquiera Zeke podía prever la escena. Él siguió lanzando pedazos sobre la multitud en el aire, y muchos soldados fueron hacia él, lanzando bengalas de distintos colores. Era todo un caos. Los árboles quedaron impregnados de muchos colores y la visión se volvió casi nula, Zeke los infravaloró. Pensaba que solo se trataba de un ataque suicida, pero en el fondo así era. Ni Erwin sabía el resultado de ese ataque. Además, no paraban de atravesar el aire con el equipo tridimensional de un lado para otro, desconcertando la posible visión de Zeke. Algunos de ellos caían, con motivo de la ansia de los titanes, pero otros incluso lograban derrotar a algunos.

Zeke lo ignoró y, a ciegas, continuó con su matanza. Se movió a otro árbol para seguir disparando contra los soldados. Deben quedar muy pocos ya, pensó Zeke. Por un momento había pensado que serían capaces de ganarnos. Está hecho. Detrás de él, oyó un sonido acercársele a toda velocidad. Pero para cuando quiso darse cuenta, ya era muy tarde: jamás esperó encontrarse con un soldado al nivel de Levi. Se abalanzó sobre él, cortando todo aquello que veía. Zeke intentaba abatirlo con sus brazos pero Levi los sorteaba con elegancia, como si un humano tratara de golpear a una mosca. Levi cogió sus cuchillas y rebanó sus brazos, seguido de sus piernas. Zeke cayó del tronco hasta embestir el suelo. Levi se dejó caer hasta su cabeza y la degolló, revelando al cuerpo humano de Zeke. Lo humilló.

—¿Pero quién eres tú? —preguntó Zeke, furioso.

—Quien te va a matar —respondió Levi.

Era mentira, Erwin mencionó que no podían matarlos. Sin embargo, sí podían cortarles las extremidades para que así no pudieran convertirse de nuevo en titanes, tal y como Reiner les explicó. Le cortó ambas piernas, pero antes de que pudiera seguir, el titán Carguero se abalanzó y con sus dientes agarró a Zeke, llevándoselo en el acto. Levi quiso ir a por él, pero muchos titanes le atacaron, y se maldijo.

Shingeki No Kyojin: Sin la CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora