Capítulo 19 - Guerra Mundial contra los Titanes

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Eren convocó a todos los eldianos a través de los Caminos. Miles y miles de personas aparecieron repentinamente sobre la arena, desconcertados. Se miraban los unos a los otros sin entender nada. Entonces, una voz profunda comenzó a sonar.

—Le hablo al pueblo de Ymir —pronunció Eren, resonando por todos los eldianos—. Mi nombre es Eren Jaeger, aquel que dicen que va a destruir el mundo. Uso el poder del Titán Fundador para hablar con todos los eldianos. Mi único objetivo es destruir y arrasar todo el ejército mundial, ya que es el único que puede acabar con nosotros. Después, si aún los hay, acabaré con todas las personas del continente que odien a los eldianos. Voy a exterminar a todo aquel que esté en contra de Eldia junto a los otros titanes cambiantes, para que sean los titanes los que vuelvan a gobernar el mundo. Quiero que los eldianos sean libres como ya lo fueron una vez, en la época controlada por los titanes de Ymir Fritz. Quiero que seáis libres, por eso os dejo escapar. En esta isla es donde se celebrará la batalla final contra el mundo, donde los que nos odian intentarán matarme. Si queréis sobrevivir, la única forma es escapando de Paradis y yendo al mundo exterior. Una vez haya acabado con el ejército mundial, volveremos a ser libres.

Finalizó la declaración y la gente regresó al mundo real, aún desorientados. En Liberio, como también había eldianos, escucharon sus palabras y comenzaron a crear un revuelo, algunos entraban en pánico. Varios se acercaron a la entrada del gueto diciendo que Eren Jaeger iba a matar a todos los que odiasen a los eldianos, y que si era así, destruiría al mundo. Los guardias no se lo creían y apalizaban a los que parecían revelarse. La crispación reinó el mundo. En Paradis, que se estaba celebrando la sucesión de los titanes, todos se volvieron a Eren. Asustados, algunos se echaron para atrás.

—¿Por qué, Eren? —preguntó Mikasa—. Tú nunca querrías exterminar a la humanidad.

Eren no vaciló, y mantuvo la mirada seria, sin responder. Los muros que rodeaban Shiganshina permanecían levantados, no había empezado un retumbar parcial. Mikasa intentó acercársele pero Armin lo frenó, arqueando la ceja. Los titanes cambiantes hicieron el mismo rostro, todos menos Zeke, que ya había escuchado el plan previamente en los Caminos, antes de que convocase a todos los eldianos. Erwin fue el único que se aproximó a Eren, aunque manteniendo la distancia. Algunos dudaban de la veracidad de las palabras de Eren, como si no fuera capaz. Pero Erwin lo conocía bien, desgraciadamente. Eren era quien siempre parecía contarle todo a Erwin, y a la viceversa. Sin embargo, Erwin, más que enfadado, estaba decepcionado.

—Siempre había depositado mi confianza en ti, Eren —dijo Erwin, quien desvió un segundo la mirada al suelo. Luego volvió a mirarlo—. Entiendo tus razones, pero cometer tal atrocidad... esa no es la manera de traer la libertad a Eldia, si es que la hay. Tus acciones solo mancharán aún más el nombre de Eldia. —Se volteó mirando hacia el muro, erguido—. Dices que somos libres, ¿cierto? Entonces también somos libres de detenerte.

Una gran multitud de soldados escuchaba al gran comandante de Eldia, Darius Zackly ya había pasado a segundo plano. Todos los méritos por haber descubierto la verdad del mundo y que pudiesen integrarse con el resto de naciones se los atribuían a Erwin Smith: los ciudadanos creían que era su verdadero héroe.

—¡A partir de hoy, el ejército de Paradis queda desvinculado de la isla! —gritó Erwin, hacia los soldados. Algunos de ellos preparados para llevar las noticias dentro de los muros—. No pienso permitir que después de todos los esfuerzos, todo haya sido en vano. Quien quiera que se quede en la isla, pero quien quiera salvar a nuestro pueblo, que me siga para defender nuestro honor. No podemos ser amigos del exterior si los matamos.

Erwin marchó, hacia los cuarteles. Los soldados al principio dudaron, pero la gran mayoría comenzó a seguirlo. Al final, acabaron siguiéndolo todos menos los titanes cambiantes. Armin y Mikasa no acababan de creer las palabras, pero no podían quedarse ellos dos frente a los nueve titanes cambiantes. Armin, por primera vez en muchos años, veía odio en los ojos de Eren. Otros reclutas como Connie, Sasha o Marco, que lo conocían desde hacía siete años, tampoco podían aceptarlo.

Shingeki No Kyojin: Sin la CaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora