Capitulo 9

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- que?!

- lo que oíste, se va un mes para Brasil.

- oh dios, y que vas a hacer ?

Suspire pesadamente mientras recordaba la conversación que tuve con Jann sobre su viaje - solo no quiero que una brasilera le mueva el culo y me lo robe - dije con una débil sonrisa

- oh no digas tonterías. Solo un idiota te cambia a ti por un culo grande y bien bronceado.

- y que tal un culo grande y bien bronceado, unas tetas prominentes y bien formadas y una samba alegre y bien bailada?

- estas jodida, Klara.

Reímos mientras guardábamos nuestras cosas en el baúl del auto de Jann. Me dijo que guardara mis cosas y las de Elena en el baúl que el ya venía.

- necesito tu ayuda. - rompí el silencio

- claro, dime.

- mañana me voy a quedar a dormir en casa de Jann y el domingo lo acompaño al aeropuerto.

- y necesitas que los arrope o que les preste condones?

- estúpida, quiero darle una sorpresa, necesito que digas que estoy contigo, que me voy a quedar en tu casa.

- cuenta con eso.

- gracias, eres la mejor.

- ya lo se - dijo mi mejor amiga sonriendo y sacando (más) pecho.

Jann llevó a Elena a su casa y se dirigió a la mia. Casi por llegar le dije

- pasa por mi mañana a las 7:30pm

- como mande capitana - respondió con un tono entre militar y bromista - puedo saber a donde iremos?

- no, no seas chismoso. - le saqué la lengua a lo que él rió.

Me dejó en la entrada de mi casa no sin antes besarme largamente.

Entré e ignoré a los dos adultos sentados conversando en la mesa. Nada raro, hasta que ...

- Klara, ven cariño - dijo mi madre con una voz demasiado falsa en un intento por parecer la madre perfecta.

- que pasa - dije calmada, observando de reojo al tipo sentado en el asiento paralelo al de mama.

- Klara, él es Vicente, es mi compañero de oficina y vino hoy porque trabajaremos hasta tarde. Vicente ella es Klara, mi hija. - dijo refiriéndose al cuarentón que se levantó de una forma demasiado tiesa.

Al girarme me encontré con una versión de un Jonny Bravo que lleva abusando del botox por lo menos los últimos 15 años. Su cabello con tanta gel que daba la impresion de que le hubiese caído un balde de pegamento transparente dejando varios mechones de cabello rubio quemado tan puntiagudos que fácilmente podrían ser un objeto para defensa personal. Hombros anchos y piernas delgadas que mantenía en una posición dejando su entrepierna ajustada. *lo tiene pequeño* pensé.

- buenas tardes, Klara. Soy Vicen...

- ya se quien coño eres, la señora gloria aquí presente me acaba de dar un sermón sobre tu identidad - le corté sorprendiéndolo y dejándolo con la mano estirada.

- Klara no seas grosera.

- no puedo dejar de ser de un segundo a otro lo que he sido por dieciséis años.

- Klara ... - advirtió mi madre

- que harás? Pegarme?, hazlo. - la desafié dejando mi maleta sobre la mesa.

Relato de un ave sin cancionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora