2.- Ese niño

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El pequeño Asta abrió los ojos de forma lenta. ― Uh... ¿dónde...? ―

― Al fin despiertas ― La niña de cabello plateado detuvo su andar y se agachó para que el niño pudiera bajarse de su espalda. ― ¿Estás bien? ―

― ¿Qué pasó? ― Interrogó extendiendo sus brazos, viendo todas sus ropas empapadas.

― ¡Te caíste al lago, eso pasó cabeza hueca! ― Exclamó una pequeña masa oscura.

El niño se alarmó y atrapó aquella masa en sus manos. ― ¡Liebe, no deben verte! ―

La niña tenía una expresión de completo aburrimiento, al ver a aquellos dos discutir.

Libe le mordió la mano y se liberó.― Oye, tranquilo... ella ya lo sabe ― Voló hacia la aludida y se detuvo en su cabeza. ― Es muy agradable ¡huele a galletas! ―

― ¡Liebe! ― Volvió a chistar el chiquillo. Se volvió hacia la niña de ojos rosas, notando que ella también estaba empapada, y que sus pequeñas trenzas se estaban deshaciendo. Sus mejillas se calentaron cuando el verde y el rosa conectó. ― Lo que sea que te dijo... yo... por favor... no se lo digas a nadie ¿sí? ― Juntó sus palmas como una súplica.

― Es tu hermano o algo así ¿no? ― Ambos asintieron. ― Descuida, no tengo intenciones de meterme en lo que no me importa ― Respondió encogiéndose de hombros.

― ¡Hermano, ella te salvó! ―

Ella se cruzó de brazos. ― Era imposible ignorar tus gritos ―

Asta empezó a reír con nervios. ― Eh... yo... lo siento creí que podía atrapar ese pez... ― Se rascó la nuca apenado.

― Siempre anda haciendo estupideces, te juro que sí ― Comentó el demonio, la niña lo miró por arriba de su cabeza, escuchándolo atenta. ― Mamá debería ponerle correa ―

― ¡Liebe! ― Exclamó nuevamente el cenizo con vergüenza.

― ¿Eres de la realeza? ― Interrogó la niña, señalando sus ropas y el símbolo del trébol dorado en las mismas. Temeroso, el niño retrocedió un paso y asintió. ― ¿Qué andas haciendo en el bosque? ―

El demonio respondió totalmente alegre, no tenía idea de por qué, pero esta niña le agradaba mucho. ― Mamá nos deja explorar ― Voló para estar frente al rostro de ella. ― No tenemos magia, así que al enano de allá le gusta ejercitarse ―

― ¿No tienen magia? ― Repitió, achicando la mirada, observando a uno y a otro. Ambos asintieron de forma lenta. ― Qué extraño... ―

― ¿Cómo te llamas? ― Interrogó el cenizo.

― Noelle Silva ― Respondió de inmediato, a pesar de que no tenían magia, esos dos no le daban mala espina.

Liebe voló alrededor de ella un par de veces. ― ¿Tienes magia? ¿De qué tipo? ―

― Bueno yo tengo... ― Sus ojos rosados se abrieron con asombro cuando una presencia invadió el lugar. ― ¡ATRÁS! ― Exclamó corriendo delante de ambos, extendiendo sus manos al frente con intenciones de atacar.

Liebe de inmediato voló al hombro de Asta, quién empezó a sudar con nervios se dedicó a observar a la niña frente a él.

De pronto, una manada de jabalíes los rodeó.

― Rayos... creí que los había perdido ― Murmuró Noelle con molestia, los animales empezaron a expulsar humo por sus enormes narices, listos para atacar. ― Los sacaré de aquí ― Anunció sin mirar a sus "nuevos amigos".

Cásate conmigo|Astelle (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora