Silencio en la nada

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¿Alguna vez han llegado a pensar en el adiós definitivo repentino? O en otras palabras; en una muerte inesperada.

Existen miles de historias sobre una persona que salio a la calle y sufrió un accidente, lo asesinaron, entre otros casos.

La vida es impredecible, nos guste o no. Siempre saldrá con algo nuevo, y jamas sabremos cuando nos toca decir adiós.

¿Porque las mejores personas o las que menos se quieren ir, les toca irse? 

Es injusto que una niña de a penas 14 años tenga cáncer de hueso, es injusto que un recién nacido sufra de asma o algún tipo de problema respiratorio. ¿Por qué almas inocentes debían padecer por enfermedades que tarde o temprano los consumirán?

Odiaba ver esas despedidas, es decir, ¿para qué nacen? Si terminaran desapareciendo muy rápido. 

Duele, duele la impotencia de no poder salvarlos.

En cambio, existen seres como yo, qué se quieren morir por sentirse miserables. 

Pero, ¿qué tipo de miseria puedes pasar para querer desear estar muerto?

No sabía la respuesta, pero me sentía un egoísta por tirar a la basura la oportunidad que otros no tuvieron...

A pesar de eso, por eso están aquí, porque está era mi despedida voluntaria. Porque yo si me iré cuando quiera.  

"—Cuando el telón baje y la ultima gota caiga, mi alma volverá a lo que alguna vez fue y terminara por ser; nada."

....

Estamos en los comienzos del fin de mi historia, pero antes, sé que debo dejar unos vídeos para explicar el porque de mi ida, y no, nadie tiene la culpa.

Solo yo soy el culpable.

Sin embargo, tú, y solo tú recibirás una carta, mi ultimo escrito colgara en tus manos.

Estoy seguro que habrán preguntas sin responder, porque muchos sentirán cierta culpabilidad y aúnque les aclare que no es así, la sentirán. 

Porque esa es una cualidad humana, nos centramos en el cosmos de la duda y el "hubiera". 

"—¿Qué hubiera pasado si...?"

Esa era una de las preguntas que carcomían mi existencia. Odiaba vivir centrado en lo que pasaría,  y no en lo que pasaba. 

Tal vez aún siguiera aquí.

Pero no, había que pasar de pagina y en la que seguía, yo no estaría escrito.

¿Recuerdas aquel ardor o nudo en la garganta cuando intentas gritas a los cuatro vientos todo lo que tu alma quiere escupir del mundo y del alrededor?

Esa impotencia de no quedarte callado y aún así no puedes ni respirar.

¿Cómo serían nuestras vidas si tuviéramos el valor para expresar? Porque si, se necesita un valor y fortaleza psicológica que ni te imaginas.

Nadie se queda callado por gusto, el miedo y nuestros demonios internos nos impiden hablar por experiencias que nuestros más allegados han forjado.

El mayor pecado del ser humano no es el asesinato, el pecado original es la ignorancia.

Su ignorancia los vendó y les obligo decir:

"—Solo quieres llamar la atención, deja el drama." Muchos de los que llaman la  atención están 4 metros bajo tierra.

"—Las personas débiles de mente son las únicas que necesitan un loquero." Los alcohólicos están en las calles y nadie les dice nada, sin mencionar  que tienen más posibilidades de ingresar a un hospital psiquiátrico, ¿te reservo una habitación?

"—Llorar no es de hombres, es de maricas." La frágil masculinidad es débil y patética, y un gay puede patearte el culo intelectualmente.

¿Continuó o ya se te refresco la memoria?

"—No tienes ninguna condición, solo eres una malcriado." Y tú no tienes problemas de ira y aires de autoridad, no es mi culpa que tu infancia haya sido a base de violencia y sumisión extrema.

Ellos no lo entendían, tenían los síntomas pero la ignorancia los llevo a adaptarse a estar mierda en la mente.

Falta de información es sinónimo de extrema estupidez.

Ellos no lo supieron, pero era un maestro de las mentiras. 

Recuerdo las veces que me preguntaron un "—¿Cómo estás?" Y no podía responder con sinceridad. Aún yacían las marcas de la mascara que use para responder un "—Bien, ¿y tú?"

No sé imaginan las veces que me sentí una basura por mentir, pero ellos tampoco se imaginaron que estaba muriendo, ya que jamas escuche de su parte un: "—Estoy aquí." 

Solo recibía insultos, insultos que fácilmente eran balas directas al corazón.

¿Quieren saber algo que termino de matarme? 

Desperté un día y sus insultos no dolían, porque ya no había donde dañar.

Me volví un zombie el día que ya no escuche sus insultos, solo mire un espejo. 

¿Quieren saber que vi? Simple, nada.

Me gustaba pensar que veníamos de la nada cósmica, y desapareceríamos igual: terminaríamos siendo polvo espacial.

Así la muerte no se escuchaba tan mal.

Quiero aclara que está no era la historia del chico que tenía una vida aburrida y su rumbo toma un camino distinto por giros inesperados.

No, está no era esa clase de historias, es más, ni siquiera era una. 

Era la despedida que no supe dar.

Lo que nunca diréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora