Final

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Jimin observó con adoración la manera en que Taehyung buscaba ponerse de pie, las patitas grises temblaban durante un minuto antes de que el cachorro cayera al suelo de nuevo.

El resto de los lobeznos miraban curiosos a su hermano, excepto por Haneul, quien estaba siendo acaparado por Agust. Ya déjalo en paz, abusivo.

Jimin le gruñó, mirando como mordía juguetonamente las orejitas del cachorro y escapaba cuando este le quería devolver las mordidas. Haneul gruñía y chillaba cuando el mayor lo empujaba con sus patas, haciéndolo rodar de un lado a otro.

Cuando Taehyung se quedó desparramado sobre la tierra, Jimin se levantó y tomó a Haneul, arrebatandoselo a Agust. Deja a mi cachorro en paz, mañoso.

El lobo negro bufó, Jimin casi sintió que le decía aburrido con los ojos antes de arrastrarse hasta Taehyung y frotar su cabeza cariñoso en el pequeño cuerpo.

Jimin dio una pequeña lamida en la cabeza de Haneul, aun era un poco renuente a hacerlo, pero sentía que era la única forma que tenía de mostrarles su afecto, incapacitado de dar besos. El lobezno se recostó con un bostezo y comenzó a dormitar, Jimin pensó en hacer lo mismo y dejar a los cachorros con Agust. Menos a Hwanji, que ya estaba empujandose contra él en busca de alimento.

Pero Agust se pegó a su espalda, como si leyera sus pensamientos y dispuesto a dormirse antes que él. Que injusto.

Esos eran sus días ahora, peleando con Agust, cuidando a sus bebés, durmiendo y dejando la mayor parte de sus preocupaciones atrás.

Cuando sus ojos comenzaron a pesar, se levantó y los empujó a todos a la madriguera, el sol estaba cayendo y los tonos naranjas se expandían suavemente en la cueva.

Taehyung gruñó sobre su cara y mordió su oreja, frustrado al no poder agarrarla bien. Ya duermete, niño.

Jimin resopló cansado, abriendo los ojos y dando un rápido recorrido a su familia. Haneul y Agust Junior dos dormían pegados a su padre. Agust Junior estaba panza arriba en medio de todos y Hwanji seguía chupando su pezón.

¿Por qué comes tanto? Te va a hacer daño. Recriminó al mismo tiempo en que aprisionaba al más revoltoso de sus hijos bajo su pata. Deja algo para tus hermanos, Hwanji. Lo separó con cuidado de su vientre y le hizo mimos con la cabeza.

Taehyung lo miraba desde debajo de su pata, completamente quieto, pero sin rastros de querer dormir. Para Jimin eso era normal, a su cachorro le gustaba mucho verle, al menos cuando no estaba escapando fuera de su agarre.

A pesar de ello, sus días eran bastante tranquilos y dichosos. Jimin se sentía bien viviendo de esa manera.

Al menos así fue hasta que Agust Junior se transformó en un bebé, uno humano.

Jimin había estado amamantando mientras Agust salía de caza. Su cachorro de ojos amarillos lo había mirado directamente y justo en el momento en que su padre se asomaba desde fuera de la madriguera, el pelo negro dio paso a una piel pálida.

El corazón de Jimin se detuvo por un momento. Era pequeño, con sus dos manitas y dos piecitos moviéndose sobre la tierra. Jimin se levantó de golpe y se colocó sobre él.

Lo escondió asustado, pero Agust ya lo había visto, los ojos de ambos lobos chocaron y Jimin gruñó en cuanto su compañero dio un paso. No te acerques.

Su pulso se aceleró como nunca y el miedo se dejó traslucir en sus ojos. No sabía, no había siquiera pensado en la posibilidad. ¿Por qué si él no podía transformarse, su cachorro sí?

La apariencia del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora