Limpieza

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Señor: Ahora, siempre me dirás amo

Ank: ¿Cuál es su nombre?

Señor: Dime amo o señor, no necesitas saber ni nombre ¿Entendido?

Ank: Sí

Señor: Sí ¿Qué?

Ank: Sí, señor

Señor: Bien, sígueme

Cómo dijo, lo seguí, salimos de aquel cuarto, subimos escaleras y abrió la puerta de la primer habitación, entro y yo después aunque algo dudoso.

Señor: Desvistete

Ank: ¿Cómo?

Señor: Quítate la ropa, cuando vuelva debes estar desnudo

El salió del cuarto, me debatí mentalmente en hacerlo o no hacerlo pero al oír pasos otra vez rápidamente me quite la ropa quedando sólo con los bóxers.

Señor: ¿No te dije que todo?

Ank: Pero...

Señor: Hazlo

Lo hice, me quite la única prenda que me cubría mi intimidad, lleve mis manos a mi entre pierna para taparla y él solo me miró por unos minutos que fueron eternos.

Señor: Okey, hay que arreglar eso, ven

No había entendido ¿Qué tenía que arreglar? Pero no iba a responderme ya que camino a otra puerta y entro por esta, yo lo seguí y vi que era el baño.

Señor: Detesto los vellos por esta vez yo te ayudaré pero necesito que aprendas a hacerlo para que estés como a mi me gusta

Ank: ¿Vellos?

Miré mi cuerpo, tenía vellos en el cuerpo, en mi pectoral, las piernas, brazos y mi parte íntima y él quería que me los quitará.

Ank: No

Señor: Cariño

Me acaricio la mejilla mientras sonreía pero esa sonrisa me dió escalofríos y pronto sentí un ardor en mi mejilla, me había cacheteado.

Señor: Ve a la tina y más te vale obedecer

Hice lo que dijo, la tina ya tenía agua y tibia, me metí en ella y lo miré como se acercaba con jabón y shampoo, en silencio comenzó a tallarme, primero la cabeza luego el cuerpo e incluso mi zona íntima al que fue extraño.

Al terminar me seco con una toalla mi cuerpo entero y luego con la secadora mi cabello, me sentí en la tasa del baño y se fue por la puerta, un rato después entro con una rasuradora y un rastrillo.

Señor: Debes estar bonito para tu amo

Dicho esto se acercó y comenzó a depilarme las piernas, mis ojos picaron, nunca había quitado mis vellos más que una vez y fue la última porque me sentía completamente desnudo y ahora me los estaban quitando.

Terminamos con mis piernas paso a mis brazos y después a mi zona íntima, no pude aguantar más y las lágrimas callerón, era mucha humillación por último paso a mi pecho.

Señor: Tu cuerpo está trabajado pero no quiero que lo tengas fornido es por ello que te pondré una rutina para que te mantengas firme pero no ganes masa muscular

Al terminar con esta humillación me levanto de la tasa y comenzó a restregar un aceite que no ví de dónde lo saco, me sentí más incómodo y más cuando paso por mis nalgas.

Señor: Lo siguiente lo tendrás que hacer cada que te bañes hasta que no sea necesario, pero eso lo determinaré yo.

Saco un como embudo y se posicionó detrás de mi, y entonces un pequeño brinco di cuando eso fue introducido en mi, quise alejarme pero él me detuvo, al terminar me miró sonriendo.

El amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora