Capítulo 8

212 18 1
                                    

Me hallaba algo nerviosa después de haber hablado con la abuela de  Julien, estaba muy molesta por su manera de tratarme cómo se había atrevido esta bruja  amenazarme, ni que nos conociéramos de toda la vida. Bruja y masque bruja, por dios que mujer más horripilante.

Hoy parecía que la tarde iba a ser movidita, paso dentro a las cocinas saludando algunos de mis compañeros mientras mi jefe me explica qué debemos de hacer hoy.
Sin decir nada  voy comenzando a trabajar entre los fogones. Cortar, freír, aliñar ensaladas...todo había que hacerlo a contra reloj, hasta que por fin dieron las doce de la noche y la cocina se cerró.
Al fin puedo sentir un gran alivio, mis pies me duelen y la espalda de permanecer tantas horas de pie y lo peor de todo  con todo este asunto  no he podido conseguir hablar con Julien para explicarle la conversación mantenida con su abuela.

Un rato después nos sentamos todos los compañeros a cenar tras haber terminado de limpiar toda la cocina. Sentía unas ansías terribles por ir a ver a Julien, necesitaba contarle lo que me había pasado con su abuela. Miré el reloj que había colgado en la pared, ya había pasado más de las dos de la madrugada, pensé que mejor lo dejaría para mañana realmente me encontraba demasiado agotada.

Nada más me cambio de ropa y salgo de allí despidiéndome de mis compañeros, como siempre sola, me gustaba ser sociable, pero lo justo, aún desconfiaba de todo.

La noche era fresquita, y yo no había cogido nada de abrigo, tan solo una chaqueta fina. Comencé a caminar hasta la parada del taxi, llamo para que venga un taxi y al parecer  todo estaba ocupado.
Perfecto, tengo que esperar.

De pronto veo un coche negro con sus ventanillas oscuras parado a escasos metros de mí, confundida a punto de salir huyendo  el cristal se baja y es Julien.
Lo miro con mi ceño fruncido preguntándome porque habla con torpeza, estoy segura de que habrá vuelto a emborracharse.

―Disculpe, ¿quiere que le lleve algún lado?

— No gracias, ya he llamado para que venga un taxi a buscarme.

―Insisto, bella dama, suba al auto y la llevaré donde me digas. — Nuevo mi cabeza de un lado a otro preguntándome porqué actúa de ese modo Julien.

— Como entenderás vas un poco no, bastante bebido como para que me suba contigo a tu flamante auto. Sabes qué, prefiero ir caminando a mi casa.

— Solo he bebido un poco, venga no seas tímida y sube al auto. — Me muevo hacia un lado y veo en el lado del copiloto está sentado su amigo David.

Tal para cual. En ese momento un escalofrío de pánico va apoderándose de mí, de nuevo mis fantasmas me impiden actuar con normalidad debido a las marcas que hay tatuadas en mi piel por haber sido agredida.
El miedo me hace de salir huyendo y aunque Julien conduzca a mi lado  intentando convencerme de llevarme a casa más intento yo de huir aunque no llego muy lejos, Julien se baja del auto y me obliga a parar en seco sujetándome por mis muñecas.
Tengo miedo, sé que es Julien pero soy cobarde y el miedo me impide de reaccionar.
Julien trata de calmarme pero soy incapaz de dejarlo que me toque, una inesperada rabia sale de mi interior obligándome a salir huyendo nuevamente hasta que al fin veo un taxi y sin dudarlo me subo inmediatamente dándole la dirección al taxista ordenándole de arrancar rápido.

Agradezco de estar  dentro de mi casa, de nuevo sola, mi refugio, el lugar donde me encontraba a gusto y podía ser yo misma.

Escucho el timbre sonar me extraño un poco por las horas que son.
Con cuidado abro la puerta y ahí estaba Julien mas cabreado que nunca intento cerrar la puerta pero él con su grande mano me empuja tan fuerte que caigo al suelo.
Lo miro desde mi posición observando como sus ojos se clavaban en mí su labio se eleva mostrando un rostro pícaro.
Siento de nuevo mucho miedo, tan sólo puedo oír mis latidos, en un ágil movimiento él me agarra de mi muñeca y me alza poniéndome a escasos metros de él sujetándome por mí espalada con fuerza.
Cierro mis ojos volviendo a recordar cuando un hombre me tenía en esa misma situación, cuando me besó a la fuerza y me golpeó repetidas veces.
No lo puedo evitar soy débil y las heridas aún me sangran para decir que todo lo que debido de pasar solo es pasado y yo ya estoy curada.
Cierro mis ojos más fuertes temblando de pánico.

Debo Ser FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora