Capítulo 11

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― Samira, te veo muy tranquila para todo lo que te está ocurriendo.―Me preguntaba Ilse más intranquila de lo normal preocupándose por mi estado.

― Si te soy sincera Ilse, creo que los nervios me están matando por dentro. Además no me ha prestado nada bien que se redactara esa información sobre mí.

― Amiga, entiendo que estés molesta. ¿Pero, por qué no acabas con este juego? Mírate, tu cara está en todas las revistas, eres el centro de mira de otras mujeres con más poder que tú. Al final tú no eres nadie, somos pobres y sin recursos para enfrentarnos a esa familia tan prestigiosa.

―Ilse, no estoy de acuerdo contigo. Bueno en algunas partes sí. No te voy a mentir, creo que he comenzado a interesarme por Julien y hasta creo que estoy comenzando a quererlo. Sé que es una locura, pero en el corazón no se manda, cuando lo veo, lo rozo... siento emociones aquí dentro de mi pecho, sensaciones ocultas que hacen despertar en mi la curiosidad.

―Amiga estás enamorada y ese amor no es bueno, va acabar destruyéndote. Ten cuidado, y sobre todo sé fuerte.

Agaché mis ojos hacia mi desayuno en parte no quería reconocer que las palabras de mi amiga llevan razón pero por alguna razón que ni yo misma sé explicar necesitaba estar cerca de Julien. 

Minutos después me preparé para irme hacia el casino, en varios días no he sabido de Julien y reconozco que me duele su ausencia, sin embargo debo mentalizarme que todo esto es simplemente una interpretación y yo no significo nada para él. No soy nada, absolutamente nada. ¿Cómo se va fijar en una mujer tan insignificante como yo, y con mi pasado? Un pasado tan doloroso como amargo.

Al llegar al casino, varios flash me deslumbran y en menos de dos segundos me vi rodeada de cámaras y reporteros haciéndome preguntas que apenas podía entender. El miedo aflora por mi cuerpo, miraba para todos lados buscando ayuda hasta que una mano tiró de mí y me sacó de aquel círculo.

― ¿Se encuentra bien señorita Kittel?

―Creo que sí, Florian. ¿A qué ha venido esto?

―Señorita, usted ahora es famosa. En la prensa no se deja de hablar de otra cosa que no sea del supuesto matrimonio entre usted y el señor Káiser.

― ¿Cómo? Ma-tri-mo-ni-o. Florian ¿Qué está ocurriendo?

―Disculpe señorita, pero yo no puedo darle más información eso debe dársela el señor Káiser. Si me permite, la llevaré hasta su oficina para que puedan hablar.

Un frío inminente se apoderó de mí con sensaciones extrañas, en mi cabeza había un montón de preguntas y cada vez me sentía más acorralada en un mundo que no es el mío y que yo misma me he adentrado.
Caminé detrás de Florian hasta llegar a la oficina de Julien.
Toqué la puerta y segundos después pasé dentro, pero quien me encontré de frente no era a él, si no  a la bruja de su abuela.

Nuestras miradas eran como rayos llenas de odio, repugnancia y manía. Ella con su porte elegante, me invitó a sentarme. Hice lo que me dijo sin apartar mis ojos de ella por si me echaba veneno en el café. Durante un rato estuvimos calladas, solo nos observamos hasta que ella agarra su bastón comienza a caminar dándome la espalda.

―Sabes que no eres santo de mi devoción. Mi nieto es un estúpido  al haber puesto los ojos en ti. Sin embargo su insensatez nos ha llevado a toda la familia a ser noticia.

―Yo no tengo la culpa. Esto lo queríamos llevar en secreto para no perjudicar a nadie.

―¡¡Basta ya!! ¡¡¿Acaso me has visto la cara de estúpida?!! Mujeres como tú he tenido que quitárselas a mi nieto de encima, solo valeis para un rato en la cama pero tú, tú has sido más lista que ninguna, te has quedado embarazada a propósito ¿verdad? Así te podrás casar con él. Seguramente mi nieto te habrá explicado nuestras costumbres, y tú lo has seducido quedándote embarazada. Maldita seas.―Su mano fue derecha a parar contra mi mejilla. No pude ni contestarle. Qué le iba a decir si ni siquiera había hablado con Julien y toda esta situación era tormentosa.

Debo Ser FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora