Med no daba crédito a sus oídos. Su padre si ellos iban a vivir lejos el ya no tenia derechos a interferir.

- ¿Por qué?

- Porque eres consejero del Sultan solo el decide si sales o no de ese trabajo. Si no esta conforme contigo pero no cometiste ningún error te puede echar o si cometes una traición ahí te hace cortar la cabeza.

- Usted tendría que habérmelo dicho – Le grito Med.

- A mi no me grites yo soy tu padre.

- Perdon padre – Bajo la vista sumisamente.

Med no sabia que hacer. Desvio la vista y miro a su esposa.

Med le pidió a su esposa que lo acompañe hasta el palacio y después irían a hacer compras.

- Voy a comprar la casa que tengo vista.

- ¿Tienes el dinero?

- Tengo la mitad. Vere si lo aceptan y pago el resto de a poco. Además hacen dos años que esta a la venta y nadie la compra. Tal vez hagan una reducción en el precio.

- Es una tragedia que no te dejen renunciar.

- Mi padre me lo tendría que haber avisado. Por esto es que no quiero tener contacto con el. Tu tienes que prohibirle cuando nazca el bebe que venga a verlo.

- Pero yo no tengo nada en contra de el.

Med la miro enojado.

- Es cierto. Entonces lo hare yo.

- No puedes olvidarte ese rencor.

- No. No puedo. ¿Tus padres te querían mucho?

- Si. Pero el murió en la guerra y ella se volvió loca y se mato.

- Lo lamento. – Le dio un beso en la frente. -Mi padre no me quiere. Sabe que tengo miedo de morir de esa forma horrible y es incapaz de avisarme las cosas.



Med estaba en el salón de conferencia.

- ¿Hay otra cosa que tratar? – Dijo el sultan.

- Su excelencia. La doctora que atiende a mi mujer dice que ella esta mal de salud y le vendría bien pasar unos meses en el campo. Yo quiero ir con ella si usted me otorgara la gracia de liberarme de ser su consejero y no haya ninguna consecuencia nefasta hacia mi persona se lo agradecería mucho. – Le dijo Med.

- Pero es que tu sabes muchos idiomas. Nos viene bien tener alguien como tu como consejero.

- ¿En que momento la doctora dijo que tu mujer esta mal de salud? - El juez lo miro raro a su hijo.

- En algún momento – Dijo Med contestando mal – A usted no le importa señor juez.

EL AMOR DE MEHMED : ESTOY CAZANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora