Capítulo 26: Tiempo

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4 años después

Se sentía como esa vez, miraba a todos lados imaginando que Plut aparecería y caería desmayada de nuevo ante sus ojos, que Molly la ayudaría y Seiya aparecería con Rini para destruirla, le parecía mentira que habían pasado cuatro años desde ese momento. Nuevamente el cielo se veía lleno de pequeñas nubes oscuras, los noticieros informaban que habría una tormenta de nieve, se preguntaba ¿Qué estaría haciendo Mina? Su amiga después de la ultima batalla decidió seguir con su sueño y triunfo como actriz en una película musical, actualmente se encontraba rodando una película a las afueras de Kioto, se sentía feliz por ella, además que tenía un año comprometida con Yaten, ambos pensaban casarse luego de la filmación de su película, él había decidido establecerse en la tierra con ella, por eso empezó una carrera universitaria y actualmente estudiaba para emprender la profesión de psicólogo, nadie esperaba que esa fuera una carrera para él, pero según sus palabras tenia tanta paciencia con Mina y sus locos amigos que posiblemente esa era su vocación, Lita por su lado tenía una pequeña floristería la cual estaba expandiendo para anexar una cafetería y que pudieran degustar sus pasteles, Rei se encargaba del templo después de la muerte del abuelo, como era de esperarse ella y Nikolas mantenían una relación, mientras ella iba a la universidad, el cuidaba del templo, por otro lado Amy por fin había logrado ser la doctora que siempre soñó, por su lado Setsuna continuo con su trabajo en el laboratorio de investigación de Tokio, Haruka y Michiru estaban de vacaciones en Viena por la temporada de pascua, Hotaru por la misma razón se encontraba junto a su padre. Ella, aunque ahora era mas madura que en el pasado no podía dejar de ser una llorona cada noche cuando Luna no la observaba, seguía esperando por él, había decidido dejar la universidad en un punto de su vida, la carrera de psicología que tanto le gustaba en un principio llego a parecerle molesta, aunque le causo enojo a sus amigas y padres no los escucho, siguió su instinto matriculándose en fotografía, sus fotos eran exhibidas en una galería de Tokio, uno de sus trabajos más hermosos había sido la sesión de fotos a su amiga Mina el día de su compromiso, según su amiga podían sentir el amor ser transmitido por la imagen.

Ese día como cualquier otro mantenía con ella su cámara esperando un momento justo para hacer su magia, quería captar la tormenta, retratar a la naturaleza en su apogeo, nadie podía decirle que no lo hiciera, ella era su propio jefe, quizás sus padres le dirían que se arriesgaba mucho, pero era su forma de olvidar el dolor, retratar la magia natural de cada persona, en este caso de la madre naturaleza. Ya no era Sailor Moon, aunque podía transformarse no lo hacía, no era necesario, la paz reinaba el universo desde el día que Seiya deseo irse sin decir a donde iría ni mucho menos cuando volvería. El aire mecía sus cabellos, ya no usaba su típico peinado, normalmente lo llevaba suelto o en una coleta alta para variar, cerro sus ojos disfrutando la sensación del frio en su cara, no pudo evitar sonreír ante la calma que sentía, aunque en ese momento muchos buscaran estar en el refugio de sus hogares.

– Es hora de trabajar. – Los primeros copos de nieve comenzaron a caer sobre la ciudad, preparo su cámara mirando al cielo, tomando las primeras fotografías de los copos blancos al caer siendo llevados por el viento, esperaba no acabar en la sala de urgencias y recibir un regaño por parte de Amy. Sonrió levemente al pensar en eso. Un click tras otro era opacado por el sonido del viento al pasar entre las ramas de los árboles.

Serena...

Dejo caer su cámara al oír su nombre, un escalofrió recorrió su piel, ¿Creía en fantasmas? No, no lo hacía, ya no era una niña que pensaba saldrían fantasmas de su closet o durante las noches de Halloween, se inclinó a recoger la cámara, sus manos temblaban levemente mientras la sostenía, se sentía una vez más como una adolescente temerosa. Decidió desechar esos pensamientos infantiles y revisar su cámara, dándose cuenta que el lente había quedado roto, no tenia mas remedio que regresar a casa, ese día no cargaba uno de repuesto, pero para su alivio había logrado tomar algunas buenas fotografías. Recogió su bolso para regresar a su departamento, tenía dos meses viviendo en un pequeño departamento en el centro, aunque podía seguir junto a sus padres, decidió no hacerlo y ser independiente de una vez por todas. Su camino era corto, había decidió instalarse en aquel edificio por tener cerca su estudio de fotografía, de esa forma no se arriesgaba a llegar tarde todo el tiempo, porque ese detalle de su vida nunca cambiaba por más que ella deseara. El portero del edificio la saludo al verla llegar, le agradaba aquel señor, era amable y desde el primer día siempre había estado al pendiente de ella. Esa mañana Luna no estaría en su casa, quería pasar un día con Artemis y ambos permanecerían en el templo con Nikolas y Rei, se preguntaba si después de todo la pequeña Diana nacería, ni siquiera podía tener esa respuesta, ver el tiempo ya no era posible para ellas mucho menos decir algo sobre los futuros acontecimientos, Plut se los había informado, esperaba que Arger estuviera bien y feliz junto a la mujer que amaba, pero Setsuna les comento que el futuro del guardián había cambiado al salvarla a ella, si no la traicionaban sus recuerdos, él podría estar muerto por el cambio de destino.

– Estoy en casa... - Cerro la puerta encontrando la estancia iluminada, no recordaba haber dejado las luces encendidas, sus pasos eran lentos y temerosos, oía pisadas en la cocina que le aterraban. Tomo un jarrón de cristal dispuesta a usarlo contra el intruso. - ¿Quién está allí?

– Bombón, como es posible que no tengas los ingredientes para hacer una hamburguesa. – El jarrón cayo de sus manos al oír su voz, creí que estaba en un sueño, pero no era así, Seiya mantenía la puerta de la nevera abierta mientras buscaba lo que quería. El ruido del cristal al romperse llamo la atención del moreno. – Hola bombón.

Sus piernas temblaban, acabo sosteniéndose del marco de la puerta, Seiya estaba allí sosteniendo una manzana, le miraba con aquella misma calidez de siempre, aunque podía sentir el aura oscura de caos en el aun, pero su energía parecía estar en armonía, no era peligrosa como la ultima vez que se vieron al eliminar a Zafiro. Corrió a sus brazos buscando su calor, quería comprobar que fuese real, que no era un sueno como muchos otros donde el aparecía. Seiya soltó la manzana al abrazarla, hace mucho que añoraba volver a su lado, pero no quería ser un peligro y causarle problemas, esa fue la razón por la cual tardo más tiempo en volver. Aspiro su aroma sintiéndose en casa por fin.

– De verdad eres tú... - Beso su frente, Serena solo cerro sus ojos disfrutando la sensación de estar entre sus brazos. – No vuelvas a irte.

– Así como tu eres el cosmos, yo soy el caos. – Se aparto levemente de ella, ambos se miraban fijamente como si nada mas existiera, solo ellos dos en el universo. – No podemos estar juntos como deseamos, no ahora...

– ¿De que hablas? – Se acerco a sus labios lentamente notando las dudas en ella. – Seiya...

– Némesis me necesita, debo hacer que ese reino resurja dejando atrás pres el odio y el rencor, mientras tu serás la reina. – Acaricio sus labios con los suyos. – Pero nunca te abandonare, vendré a ti cada invierno, te amo Serena, por hoy seré tuyo hasta el amanecer.

Un beso sello su promesa, ambos ansiaban ese beso desde hace mucho tiempo, desde el día del concierto hace muchos años, la luz y la oscuridad resoban la una por la otra en completa calma, no había nada mas entre ellos que un profundo amor. Fuera de aquel departamento la nevada aumentaba enviando un solo mensaje a los guardianes de aquel reino, la paz había regresado nuevamente.

Fin.

Nota:

Quizás no el final que esperaban, posiblemente querían uno donde ambos vivieran felices con hijos y cosas así, pero prefiero en esta historia un final de este tipo, no sé si tendrá epilogo, aun me lo estoy pensando. Muchas gracias a todos por acompañarme en esta historia, por sus mensajes de ánimo, por sus comentarios que me sacaban una que otra sonrisa al saber que de verdad les gustaba.

Nos leemos en el resto de mis historias, hasta pronto.

SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora