Capítulo 18

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Las jaulas están abiertas. Igual que mi boca ante la estupefacción de haberme encontrado a Isaac en este sitio.

El corazón me trepa por la garganta en cuanto lo tengo frente a frente. Pero él pronto gira la cabeza hacia otra dirección, como si las jaulas fuesen más interesantes. Su gesto me devuelve inmediatamente a mi lugar. ¿Soñé con que él pudiera algún día enamorarse de la puta que viene a bailarle a sus amigos en una fiestita de ricos? Carajo, quiero llorar. Pero no puedo detenerme.

Shilo, mi colega de cabello afro capta la tensión que acaba de producirse, dejándome inmóvil.

—Vamos—susurra y me codea.

E intento caminar, pero mis ojos han quedado fijos en la expresión de Isaac ignorándome. Es bellísimo...con su cabello desordenado, un puro en la boca, el cuello de su esmoquin desabotonado y los puños de la camisa en el mismo modo. Sentado en un sillón de ejecutivo rico y con las piernas cruzadas, esas que pasé tiempo admirando con interés.

De inmediato Shilo me salva la vida al sujetarme de la mano y conducirme hasta el interior de una jaula. Con ella.

La acción provoca que muchas de las miradas se posen en nosotras, ante la osadía y el espectáculo.

—Sígueme la corriente—dice ella, poniéndose frente a mí y restregando su culo contra las rejas.

Puedo ver que a sus espaldas algunos hombres se levantan y le dan la espalda a otras de nuestras colegas.

—¡Vamos!—insiste ella.

Y la imito.

Apoyándome contra la reja a su lado y sintiendo el frío del hierro restregándose entre mis nalgas.

La cercanía provoca que Shilo pueda darme indicaciones de manera disimulada, además de que estamos de espaldas para que toda esta manga de cerdos ricos puedan mirarnos el trasero.

—¿Conoces a ese idiota?—farfulla.

—S...sí—y capta en mi voz trémula que las cosas no ocurrieron del todo bien con él. Porque me dejó tirada y no volvió a responder a mis mensajes.

—Que no te apene que te vea aquí—me contesta—. Vi cómo te ignoró.

—Me siento una...puta—murmuro como si fuese el peor de los insultos. Estoy desnuda dando un show para un montón de tipos millonarios y frente al hombre que estuvo a punto de enamorarme, pero luego de despreció.

—Entonces—me contesta Shilo y cruza una mano por detrás de las rejas—, demuéstrale que eres la mejor de las putas.

Y me da una nalgada, presionando su mano con fuerza en mi trasero.

La actitud me toma por sorpresa y miro de reojo al público. Hemos captado la atención de casi todos. De hecho, algunos se están restregando las manos contra sus miembros viriles por encima de la tela del pantalón.

—Que se arrepienta de haberte hecho lo que te haya hecho—murmura, esta vez demasiado cerca de mi rostro—, que se muera por volver contigo. Y vete con otro mejor.

Tras decir la última palabra, un montón de murmullos y suspiros de placer inundan la sala tras pegar mi boca a la de Shilo. Ella me atrae a sus labios carnosos, tomándome plenamente por sorpresa.

Me está besando.

Con la boca abierta.

El sabor a fresas de su labial me deja consternada, sus manos en mi cintura también y su tacto restregándome el trasero provoca que me atraiga hasta su vagina, presionándola contra la mía.

Sigo la corriente de manera autómata e intento tocarla torpemente.

Ella capta mi inexperiencia, así que se aparta de mi boca y toma mis manos en las suyas, para llevarlas a sus pechos.

Mis manos tocan sus senos por encima de la tela de encaje idéntica a la mía, con los pezones endurecidos bajo mi tacto.

—Obsérvalo—me indica.

Y mientras me hace acariciarle los senos, me vuelvo al público con un gesto de temor que rápidamente se convierte en picardía.

Isaac está de pie, desde su lugar, pero con los ojos clavados en nosotras. Los músculos de su mandíbula se marcan en un claro gesto de disgusto que se fusiona con excitación.

—Que no seas su puta—decreta Shilo—, no significa que no puedas ser buena- Haz lo tuyo, linda.

Y me arranca el sostén con experticia.

Mis manos buscan con timidez su brasier y también se lo saco.

A continuación una guitarra eléctrica inunda el ambiente, mientras mi amiga me empuja contra la jaula y me deja de espaldas aquí.

Me abre las piernas y mete sus dedos bajo mi tanguita.

—¡SANTO CIELO, NENAS, SON LO MEJOR!—grita uno de los presentes.

Y su ánimo no hace más que excitarme más.

Intento relajarme.

Pero Shilo desciende hasta mis senos y empieza a saborear mis pezones.

El silencio inunda el salón completo. Intento observar por encima de un hombro qué sucede.

Varios de los presentes han sacado fuera sus miembros y se están masturbando.

Una de las chicas sale de la jaula y se acerca a la nuestra, donde ingresa y se queda esquinada, observando y tocándose.

Mientras Shilo me acaricia el clítoris con los dedos y mis pezones con su lengua.

Isaac también ha empezado a tocarse. Se bebe una copa de un sorbo y sus ojos están que echan chispas.

"No seas su puta".

"Sé la mejor".

Y acabo de entender que un hombre millonario de su estilo, al estilo de Isaac Point, no busca enamorarte aunque se queje de sentirse solo. Lo que quiere es dominarte, evidenciar que es quien tiene el poder y cuando creas que podrías estar a su altura, desecharte como basura haciéndote sentir una buena para nada...

Lo peor que una puede hacer es rebajarse a ese lugar y darle la razón.

Lo peor que le puede pasar es encontrarse contigo de nuevo, bajo el foco de sus amigotes poderosos a quienes les gusta regodearse de quién se supone que tiene más.

Lo mejor que una puede hacer es regodearse con sus amigos, mas no con él.

Lo mejor que puedo hacer es dejarme llevar y demostrarle que se arrepentirá de no haber vuelto a aceptar acostarse conmigo.

De haber aceptado mi invitación a cenar.

De verme aquí otra vez.

Y darse cuenta de que puedo tomar el control.

Por eso me separo de piernas y dejo que Shilo me bese la entrepierna hasta cogerme con su lengua y provocar los alaridos de hombres inmensamente poderosos quienes se excitan observando.

No hay nada mejor que te paguen por hacer lo que te gusta.

Pero es aún más delicioso que te paguen por sorprenderte descubriendo un talento que no sabías que tenías...

Y no hablo de sexo.

Hablo del control.

Que empiece el juego.

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Muñeca Mía | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora