Capítulo 19: Un herido.

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El sol se colaba por las cortinas de la habitación de madera, despertando al joven que estaba recostado en la cama junto a su novia, ambos tapados por una fina sabana. Bautista abrió los ojos al sentir la molesta luz en su rostro, gruñendo del repentino despertar. Quiso girar sobre si mismo, pero sé topo con una cabellera pelinegra descansando en su pecho. Sonrió al sentir la calidez que Leah tenía por su gen lobuno. Ahora entendía porque las chicas les decían a sus lobos "Estufa peluda".

Lentamente levantó a la chica, separandola de su cuerpo y la acostó sobre la cama. La observó dormir unos segundos, con una sonrisa boba al ver la espalda desnuda de la mujer que tanto quería. Negó con la cabeza como un loco enamorado y se levantó de la cama, buscó un boxer y salió de la habitación, caminando por el pequeño pasillo. Su estómago gruñó, por lo que se encaminó a la cocina para hacer el desayuno de ambos.

Entró a la pequeña cocina y encendió una pequeña radio que había por allí, dejando sonar una canción de Nirvana. Colocó la sartén en la estufa y sacó tocino y huevos de al nevera. Comenzó a cocinar, y antes de que terminará con el último huevo, sintió unas pequeñas y cálidas manos colarse en su cintura. Sonrió.

--Buen día, Amor.--saludó Bautista, tomando una de sus manos.--¿Cómo amaneciste?.

Leah apoyó su rostro en la espalda desnuda del chico y sonrió.

--Bien, ¿Y tú, Amor?.--Preguntó con timidez.

Bautista sonrió y quitó la sartén el fuego, girando sobre sus talones para poder quedar frente a la chica.

--Bien, pero podría estar mejor.--Respondió Bautista, acercando su rostro al de ella, llevando sus labios a los de su novia y dejar un casto beso.--Ahora, creo que mejor.

Leah se sonrojo y pasó sus manos por el pecho de él, hasta llegar al cuello de Bautista, para luego mirarlo a los ojos.

--Ayer fue maravilloso.--susurró Leah, con las mejillas rosadas.--¿Te dolió?.--Preguntó, tocando la parte donde ella había marcado a su impronta.

--No me dolió, al contrario.--Contestó, mirando a la chica, percatandose de algo en ella.--Te queda hermosa mi camisa, aunque ahora, me gusta más en el suelo.

--¡Ya!.--Se quejó Leah, aún más roja.--Controla tus hormonas.

--Ayer no me decías eso, ¿No recuerdas?.--Dijo Bautista, con picardía, deleitandose del rostro avergonzado de la chica.--¡Más!.--Imitó, ganándose un golpe de la chica.--Ay, que agresiva amor.

-- Ya, para.--Dijo Leah, llevando su rostro al pecho de él, respirando el aroma a menta del chico.

Bautista rió y abrazó a la chica por los hombros, dejando un beso en el cabello de ella. Y así se quedaron unos minutos, hasta que la chica sintió su estómago rugir.

New Happiness |7| L.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora