16/09/2028

31 3 29
                                    

"Entrenamiento"

12:13 a.m.

Lo seguí afuera para ver de qué se trataba.

No mentiré, estaba realmente nerviosa de su rección, es claro que tarde o temprano iba a hablar con él, pero sinceramente esperaba que fuera tarde. Él se arriesgó por mí, y ahora yo estaba aquí haciendo que su sacrificio fuera en vano.

Nos detuvimos cerca de una tienda de campaña bastante grande.

—¿Qué querías? —pregunté.

—Me puedes explicar ¿Qué demonios haces aquí? —no me respondió, se veía realmente molesto.

—Yo pregunté primero —dije tras una sonrisa nerviosa.

—¿Esto es un juego para ti? intentaba protegerte de todo esto —dijo.

—Pues, me creo lo suficientemente capaz de enfrentar esto y más —le respondí.

—No me importa lo capaz que creas que eres, no puedes con algo que traspasa por mucho tus capacidades —dijo bruscamente.

—Pero, ¿Rose si puede? ¿Greyshell puede? ¿Lara? ¿Dayana? —me estaba empezando a alterar—. No me hables idioteces, ninguna merece estar en esta porquería, no tuvieron opción.

—Pero tu sí y la desaprovechaste.

—Pues mi opción es quedarme con ellas te guste o no —le dije.

—Entiende que ellas no me importan como tú —dijo.

—A mí me importan, son las que me han apoyado durante todos estos años, tú me traicionaste —le respondí.

—Es suficiente, no debiste venir y te lo demostraré —finalizó.

Me llevó devuelta a celda con los demás. Ya estaban dormidos, así que intenté no hacer ninguna clase de ruido.

Preferí sentarme en una esquina pensando si lo que había hecho fue realmente lo correcto, pero cuando levanté la cabeza, volví a ver a las chicas y me di cuenta de que esa era la decisión correcta, porque estoy segura de que ellas harían lo mismo por mí.

En algún momento Adam se levantó y se sentó a mi lado.

—No puedo dormir —me comentó.

—Era de esperarse, apenas anoche estabas durmiendo en tu cómoda cama —le dije.

—Ellos están muy cansados, pasan unos días tremendos —dijo.

—Y yo creo que me metí en problemas —dije medio en broma, para aligerar la situación.

—¿Qué tipo de problemas? —preguntó— ¿Qué te dijo Ryden?

—Creo que está enojado conmigo, no me importa —le resté importancia—, pero no me gustaría que me hiciera el trabajo más difícil.

—Saldremos de aquí —dijo Adam.

—Es curioso que debemos entrar para poder salir —bromeé.

Reímos un momento y después nos quedamos en silencio unos minutos, procesando.

—Ah, se me había olvidado —me entregó el cuaderno de Marshall, que ahora era mi cuaderno.

—¿¡Qué!? —me sorprendí—, ¿Cómo lo tienes? Pensé que lo había dejado en casa.

—Puede que haya regresado a buscarlo porque sabía lo muy apegada que estabas de esto los últimos días —respondió como todo un héroe.

—Pero ¿cómo hiciste para entrar con él? —volví a cuestionarlo

Crónicas de una GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora