Park Chaeyoung, mejor conocida como Rosé, era una chica judía y millonaria, hija de dos padres Gays, dueños de la cadena de centro comerciales, restaurantes y cafeterías Park, pertenece al club glee, el club de perdedores, como solían llamarles los...
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—¡Park Rosé! ¿Qué significa esto?—dijo la persona que había entrado, las dos rápidamente se sentaron en la cama, Jisoo se puso roja de la vergüenza y la rubia suspiro frustrada...
—¿Qué haces aquí Lisa?—la miro muy feo y cerro las piernas lo mas que pudo, no quería que se diera cuenta del estado de Parkecito.
—Pues que vine a visitar a mi mejor amiga, pero creo que perdí mi tiempo ya que ella estaba muy ocupada—dijo de forma insinuante y miro a la pelinegra—Vaya Jisoo, quien diría que eras "muy pasionada"—dijo divertida y la pelinegra se sonrojo.
—Si haz venido solo a molestar, te puedes ir por donde viniste—se paro de la cama, estaba muy molesta y todavía intentaba recuperar la compostura.
—Vine a darte esto, creo que definitivamente los necesitas—le tiro una caja pequeña de cartón.
Cogió la caja—¿Qué es esto?—Abrió la caja y abrió sus ojos sorprendida viendo lo que había adentro—¿Vas a empezar?—con la mirada le decía que la odiaba.
—No seas mal agradecida—la miro ofendida—Si yo no las hubiese interrumpido, ahorita estarían teniendo sexo sin protección, porque puedo asegurar que no tenían ningún condón a la mano—la rubia y la pelinegra se miraron entre ellas, claro que no habían pensado en ese detalle, las dos se miraron avergonzadas, se habían dejado llevar por la pasión sin pensar en las consecuencias—Su silencio lo dice todo, es mi deber como tu mejor amiga cuidarte—miro a la rubia—No quiero que arruines tu vida—miro a la pelinegra—Un hijo es una bendición, pero ustedes son demasiado jóvenes para ese tipo de responsabilidades, así que si quieren aparearse, por favor utilicen protección—decía sabiamente.
—Gracias Lisa—se acercó a abrazar a su amiga, que mas bien era como su hermana.
—No es nada enana, solo quiero lo mejor para ti y Parkecito—en ese mismo momento la rubia la quiso golpear.
—¿Parkecito?—las miro confundida.
—¿No le haz dicho quien es Parkecito?—se separo de la rubia y fingía seriedad.
—Cállate Lisa—con la mirada de suplicaba que se callara.
—Pues Parkecito es...
—Rosé mi amor, estamos en casa—escucharon al otro lado de la puerta, Jisoo miro con terror a la rubia, no quería encontrarse con los Park.
—¡Ay no! Tus padres no pueden verme aquí—se paraba como un resorte de la cama—Tengo que esconderme—buscaba cualquier lugar para esconderse.
—Jisoo cálmate—le pidió.
—Rosé, ¿estás en tu habitación?—volvieron a escuchar.
—No, ellos no pueden verme aquí, yo me meto debajo de la cama—se agachó y como pudo se iba metiendo.
