Park Chaeyoung, mejor conocida como Rosé, era una chica judía y millonaria, hija de dos padres Gays, dueños de la cadena de centro comerciales, restaurantes y cafeterías Park, pertenece al club glee, el club de perdedores, como solían llamarles los...
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Primer día de trabajo de Jisoo y esta ya caminaba por los pasillos de su nuevo lugar de trabajo, estaba un poco nerviosa, pero segura de que iba a hacer un buen trabajo, se dirigía a la oficina de la Dra. Richardson que había solicitado su presencia apenas llegara, se paro frente a la puerta y la toco.
—Pase—escuchó que desde adentro le hablaba la mujer.
—Buenos días Dra. Richardson—ponía la mejor de sus sonrisas.
—Dime Denisse querida, pero no te quedes ahí, siéntate—le señalaba la silla que estaba frente a ella.
—Gracias—se sentaba.
—Bien ¿cómo te sientes? ¿Preparada?—acostumbraba a estar pendiente de cada uno de sus trabajadores, principalmente cuando eran nuevos.
—Me siento muy bien y siempre estoy lista—dijo muy segura.
—Me alegro mucho Jisoo, me gusta tu actitud y espero que te logres a adaptar a nuestra forma de trabajo, realmente quería tenerte en mi equipo de trabajo—se mostraba firme en sus palabras, quería preguntar que la había llevado a contratarla, pero sin lugar a dudas sería por su trabajo y dedicación a los niños.
—No tendrá ninguna queja de mi Dr. Richar... —la mujer alzo una de sus cejas—Denisse—se corrigió.
—Creo que ya queda todo aclarado, así que es momento de que te integres, tu consultorio queda en el segundo piso y tu grupo de apoyo te espera en esa misma área. Bien Jisoo, no me queda mas que decirte que, bienvenida—se paro de la silla y le estiro mano, la pelirroja también se levantó y aceptó la mano que la mujer le brindaba, la pelirroja termino de salir de la habitación y se dirigió al área que le tocaba.
—Hola ¿eres la nueva?—un chico muy guapo la esperaba afuera de su consultorio.
—Ah si, si—se puso un poco incomoda por la mirada que le estaba dando el chico.
—Hola mucho gusto, soy el Dr. Ben Hart—le estiro la mano.
—Jisoo Kim, mucho gusto—aceptó el saludo ahora un poco tímida.
—El gusto es todo mío—le estaba coqueteando, pensaba la pelirroja—He escuchado mucho de ti estos últimos días—ponía una sonrisa seductora.
—Espero que bien—abría la puerta y observaba el lugar que iba a ocupar y se sentaba en la silla principal.
—Pues muy bien, yo tengo mi consultorio al frente, de ahora en adelante trabajaremos juntos—parecía entusiasmado.
—Que bien—no entendía que buscaba el chico.
—Si necesitas algo, no dudes en preguntarme a mi, estoy siempre dispuesto a ayudar—vaya si que era servicial, serían así todos aquí, se preguntaba la pelirroja.
