Park Chaeyoung, mejor conocida como Rosé, era una chica judía y millonaria, hija de dos padres Gays, dueños de la cadena de centro comerciales, restaurantes y cafeterías Park, pertenece al club glee, el club de perdedores, como solían llamarles los...
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'Cuando conocí a Rosé me pareció la chica más ridícula y perdedora que había conocido en toda mi existencia, su ropa, su manera de hablar, ¡Dios! me enfermaba cada vez que la escuchaba hablar de Glee, de Barbra, de sus sueños, ¡todo!, pero ahora simplemente me cuestionó ese odio irracional que decía tenerle, si era real o simplemente se resumía en envidia, porque a pesar de toda la mierda que le tiraba, ella siempre tenía una gran sonrisa en su rostro, siempre le hacía buena cara al mal tiempo, cosa que yo nunca podría hacer, porque soy una cobarde a quien más le pueden sus miedos.
'Ahora está el bendito plan de mi padre que me unió a ella, un plan que nunca debí aceptar, un plan al que accedí por ambiciosa y un plan que podría destruir mi vida en segundos, quien me iba a decir que me iba a enamorar de ella, que ahora me parezca la mujer más adorable hermosa, única, como le voy hacer frente a todo esto, que haré cuando mi padre tenga el dinero y me pida que la deje...
—¿En qué piensas?—le pregunta a su novia, mientras estaban en la cama de la rubia como Dios las trajo al mundo.
Gira su rostro para mirar a la rubia—En ti—sonrió.
—¿A si?—alzó una de sus cejas, se acercó y comenzó a repartir besos suaves por su cuello.
—Chae... —su cuerpo reaccionaba ante los toque de su chica.
—Me encanta todo tu cuerpo—como podía se colocaba sobre ella, dejando a parkecito a la vista de su novia—Tus ojos—besó la parte nombrada–Tus mejillas—besó—Tus pechos—chupo y besó a los dos por igual y seguía bajando dejando un recorrido de besos—Me encantan tus abdominales—besaba y mordía esa parte.
—Oh... mi amor—empezaba a retorcerse.
—Pero siempre quise saber—ahora estaba a la altura del sexo de la pelinegra y alzaba su mirada para mirarla con los ojos oscuros llenos de deseo—Que se sentiría si pusiera mi lengua aquí—comenzó a darle suaves estocadas al sexo de la pelinegra.
—Chae... –gimió mientras enredaba sus dedos en la cabellera de la rubia esta siguió jugando con su lengua en su sexo, chupaba, mordía y por momentos se adentraba en ella haciéndola gemir de placer—Amor ven acá—tiraba de su cabello suavemente, invitándola a subir hasta su boca. La rubia obediente subió y se entregó al beso apasionado que la pelinegra le ofrecía, la pelinegra invirtió posiciones y ahora ella se encontraba encima de la morena rubia—¿Te gusta lo que ves?—vio como la rubia tenía clavada su mirada en sus pechos.
—Mucho—sonrió pícaramente.
—Quiero sentirte—comenzaba a moverse de manera insinuante y se mordía el labio inferior, la rubia estiró su mano hasta su velador y cogió uno de los condones que había dejado encima de el—Yo te ayudo—se lo quito de las manos, lo saco de la funda, se movió un poco y poco a poco se lo fue colocando, la rubia no podía evitar excitarse mas, ver a Jisoo haciendo eso la ponía a mil.
