El chico que se robo el Azul del Cielo

3. Teñido de melancolía, el niño llora pintura azul

Azulejo

Teñido de melancolía, pinta con sus lágrimas un cielo de acuarela, con tonos finos, con trazos delicados. No hay dudas, solo el sentimiento de ser y estar; en un cielo de tonos azulados.

Observa aquella foto, perdido en sus pensamientos.

Su objetivo, azul, azul, su nuevo ideal.

Tiene que tenerla, y así sus problemas se acabarán, acaricia sus cabellos de relajado cielo, suspira, debe ser paciente.

Desea poseerla, aquella pintura es su deseo, es su trozo de cielo personal, con ella su vida será distinta, podrá huir, escapar de aquella vida tan desastrosa, de aquellos pensamientos tan grotescos.

Odia, se odia, y se odia más por todo lo que desea, suspira, inhala y exhala. Esperando, esperando, ¿no sabe que espera?

Entonces su mente nublosa regresa, de entre las telarañas del sueño, y divaga, en lo maravilloso que será huir, escapar de allí, de sí mismo.

"Azul del cielo"

Murmura a la nada, el apartamento, el humo, y los gemidos de al lado. El televisor pasa un reportaje, entre un canal que no parece ser muy conocido.

<está es una pintura de la colección BLUE'S, el artista nunca se ha pronunciado, está evaluada en casi 3 millones de dólares, y es muy codiciada por aquellos fanáticos de este extravagante y secreto artista... Al parecer ya fue comprada por un millonario secreto... Ahora con nosotros esta pintura de la...>

Azul, azul, azul del cielo.

La pintura que necesitaba, una pintura que lo salvara. La salvación en una obra de arte.

Mira, mira de nuevo la hoja, y descubre que la necesita, que enserio necesita.

Entre acuarelas y óleos, entre pinceles gastados y bocetos a medio hacer, allí, entre las excentricidades de un artista; se diluye y se pierde de nuevo en sí mismo.

Los gemidos, un orgasmo, terminan, golpean, ella gime, y después silencio. Solo se escuchan sus suspiros, sus jadeos, y entonces piensa.

"Ilusos, creen que conocen el mayor placer, pero el verdadero placer está en el arte" y sonríe, sonríe y ríe. Envuelto en una locura momentánea, como un demente.

Entonces se levanta enrollado en locura, con la inyección del deseo en sus venas. Rompe, tira y rasga.

Rompe todo aquello que le recuerda a sí mismo, odia, lo odia. Tira al suelo las pinturas, las acuarelas y los pinceles, movido, por un odio incontrolable, lanza todo lo que sus frágiles manos le permiten, gotas caen, caen, caen, y siguen cayendo.

Todo cae al suelo, al suelo de madera roída por el paso imparable del tiempo, cae, se encoge, lágrimas resbalan, llegan al suelo, llora, llora envuelto en una tristeza incomprensible, una melancolía impropia.

Que hermoso, que decadente, un niño, un niño de cabello de cielo, entre recuerdos de un pasado tortuoso, y una esperanza de ser liberado.

Y así, teñido de melancolía, el niño llora pintura azul.