8. El cielo llora, ¿o eres tú?

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Pergolero

Amor, amor, azul. Amor azul.

Días, días, entre caricias azuladas y besos melancólicos. Amor, amar, amarle.

El cielo, mi cielo, azulejo, glorioso, celestial, mi deseo, mi obsesión. Mi felicidad. Mi tristeza.

Observan el cielo con indiferencia, yo con infinito amor. Que es hermoso. Que es perfecto.

Corremos, gritamos, reímos, gritos, gritos, risas, risas. Sonrisas depravadas, perversas. Reímos, envueltos en locura, rellenos de felicidad, feliz, feliz.

Nos miraban, con odio, con asco, con rabia. Nos juzgan, superiores. Lo que piensan, lo que creen. Porque para aquellos que viven entre camisas blancas de botones, y pantalones negros formales. Somos basura.

"Desechos, basuras, basuras, sucios, drogadictos, vagabundos y mendigos"

Me empujan, me empujan. No importa, no importa. Nada importa, nada, sólo el azul. Azul.

Lo único que importa es el color azul, que brilla para mí, en un llamado silencioso, un ruego sordo por ser mío. Y lo es, lo es.

Lo tengo, lo tengo. Lo tengo.

Azul, azul, azulejo, mi cielo. Pajarito. Vuela, vuela, mi ave azul.

Caímos, llorábamos, maldecirmos, retorcernos, odiarnos, encogernos, jadeamos, suspiramos, acariciarnos, besarnos, calmarnos. Amor, odio, a veces me odia, a veces nos odiamos, le amo, lo amo. No lo sé. No importa.

Una sombra, que desentona, que resalta en un mar de colores. Pero que podrías olvidar. Porque soy como una polilla, dejando polvo con cada aleteo, tan insignificante, que nadie puede verme, y mi polvo, polvo, flota y se esfuma, como el humo.

Nos drogamos, estallamos, besamos, mordemos, lamemos, jadeamos, suspiramos, lloramos, revolcamos. El azul, oh, mi cielo, tu hijo, tu hijo pródigo es tan hermoso. Lo amo. Lo amo.

Amor, amor, azul. Amor azul.

Me retuerzo, envuelto en odio, en desesperación, ansias, necesidad. Azulejo, mi cielo, mi obsesión.

Lo amo, me ama, sufrimos, llora, lloro, lo abrazo, le calmó, se encoge, se retuerce, suspiro, cansado, agotado, ansioso.

Sus cabellos de cielo, bañado en melancolía, sus labios morados, su sonrisa muerta, y sus ojos de riachuelo.

Nos preparamos, el plan, el objetivo, color, azul, azul. Azul.

Azul del cielo.

Los reportes televisivos de canales irrelevantes, la obra, exhibida por última vez. Una joya, arte, pintura. Pintura.

Caíamos, llorábamos, estallamos, mi corazón palpitando, la adrenalina, la necesidad, el ansia. Libertad, libertad.

Salvación, no había un mañana, no había un azul claro, sin una noche oscura. Era hora, lo supo, lo supe.

"Te amo, te amo, mi azulejo, mi cielo, te amo." susurré, y él sonrió, coqueto, suelto, acariciando sus hebras de cielo.

"Lo sé, lo sé, y yo también, yo también mi amor, mi pergolero, mi ave de brumas y oscuridades."

Nos besamos, nos amamos, acariciamos, gemimos, jadeamos, gritamos, borrachos de placer, envueltos en locura. Inhala, exhala, humo, suspiros.

Siempre, después de rozar el cielo, del estallido, y el orgasmo precipitarse. Caigo, cae, caemos, nos sentimos morir, y duele, duele, y él, mi azulejo, me odia, me odia, en sus ojos se refleja el cielo, y en ellos solo veo dolor.

Derrotados, tristes, vacíos, dolor, miedo, no hay nada, nada.

Corremos, gritamos, de júbilo, de agonía. No lo sé, no importa.

La noche oscura, la luna nos saluda, hola, adiós. Nos sumergimos, entre callejuelas y luces de neón. Entre escaparates y desechos.

Llegamos, entramos, nos colamos, silencio, deseo, adrenalina, necesidad, ansia.

Comienza, el plan, el éxtasis, nos metemos entre las sombras, ser invisibles, insignificantes, irrelevantes, se vuelve nuestra mejor arma.

Arte, bocetos, dibujos, pinturas, pinceles, acuarelas. Rodeados, en cada esquina, están los sueños y esperanzas, los demonios y miedos de alguien. Colgados, y exhibidos, al mundo.

Azul, azul, azul del cielo.

Azulejo, ávido, con soltura, suavidad, maestría, se cuela, entre la anarquía del artista. Buscando, buscando, el cielo, el azul, azul del cielo.

Entre sombras, me cuelo, desaparezco, me esfumo. Soy una polilla, y mi rastro solo es polvo, polvo, sucio pero imperceptible polvo.

Cerca, cerca, tan cerca, rozamos el cielo, estamos en él. Pero caemos, caemos, y mientras más alto, más dolorosa la caída.

Cae, caigo, caemos, y solo queda correr, tomamos el cielo, el azul, azul del cielo. Lo sostengo, y él me sonríe, me ayuda, con sus manos frágiles.

Necesidad, adrenalina, respiro, aire, aire. Mi corazón late, late, inhala, exhala. Quiero gritar, pero debo contenerme.

Estalla, estalla, furioso escarlata, todo se tiñe de escarlata. Y se precipita, violento. Con sonidos guturales, como un grito de guerra. Una alarma. Una alarma.

Huimos, huimos, corremos, corremos y en medio del escape, gritamos, envueltos en éxtasis, ignorando el peligro. Y reímos, risas perversas, dementes. Risas de aquellos que son libres.

Oh, cielo, mi cielo, tu hijo, tu hijo y su amante han perdido la cabeza.

Azul, azul, quiero que sea azul. El color de mi felicidad, y mi tristeza, y ahora, el color de mi amor.

Frenéticos, felices, empieza a recordar, sus voces, sus manos, sus burlas, y llora, llora. Duele, me duele, sufre, y yo también. Somos un desastre, pero no importa.

Nada importa, nada, lo único que importa es el azul, azul, mi objetivo, tu objetivo, nuestro objetivo. Mi obsesión, tu obsesión, nuestra obsesión.

Estoy perdido, perdido, buscando, buscando, ¿Qué estoy buscando? No lo sé, y ¿no me importa?

Tristeza, azul, azul, azul, te quiebras, te revuelcas en la miseria. Vivir o morir.

Huyen, todos huyen, de la tristeza, de la melancolía.

Del cielo, de mi cielo, caen, caen, gotas, gotas dulces y saladas, caen, gotas ligeras, gotas gordas.

El cielo llora, ¿o eres tú?

El cielo llora, ¿o eres tú?

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El chico que se robo el Azul del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora