Capítulo 9

939 62 4
                                    

Emma's POV

Tengo frío. Estoy en medio del bosque, sola. El único ruído que invade mis oídos es el de los quejidos de los animales, ocultos entre la maleza. Noto mis manos y pies congelados. Me miro y estoy prácticamente desnuda; tapada únicamente por una fina túnica de color blanco. Mis dientes castañetean de vez en cuando a causa de la baja temperatura.

Recorro el bosque con la mirada, pese a ser de noche consigo ver lo que tengo delante. El haz de luz de la luna es mi único amigo. Doy pasos, medio a ciegas, utilizando las manos también para guiarme. Llego a una zona aparentemente sin árboles y empiezo a correr. No sé a dónde voy; solo sé que tengo que huir.

"Emma... Emma, estoy aqui"

Dejo de correr, mirando a todos lados, intentando saber de dónde procede esa voz. Sigo sin ver apenas nada. Vuelven a llamarme, esta vez la voz es sonora y rotunda. Pasos. Unos pasos por mi espalda. Esa voz, que tanto efecto está teniendo en mí, cada vez se oye más fuerte.

Me giro rápidamente al notar algo sobre mi hombro, un escalofrío recorriendo mi cuerpo desde los pies a la cabeza. Trago en seco, mi corazón latiendo a mil por hora, asustada por saber qué me espera a mi espalda.

— Killian...—Mis ojos se humedecen al verle, incrédulos y llenos de dicha. Él me regala una pequeña sonrisa, sus ojos brillando por la emoción. Posa sus manos sobre mis mejillas, secando las lágrimas que han comenzado a descender por la fachada de mi rostro sin haberme dado cuenta.

— Emma, amor...—Sonriendo una última vez, acerco mis labios a los suyos en un dulce y salado beso, pues el sabor de mis lágrimas está fijado en mis labios.

Sin darme apenas tiempo de disfrutar del beso que tanto tiempo he necesitado volver a darle, se separa de mí, cogiendo mi cara con ambas manos.

— Emma, escúchame. Ahora debo irme, pero volveré. Te prometo que volveré.

Suelta mi cara, enredando esta vez sus manos entre las mías. Lágrimas caen a raudales de mis ojos sin ninguna intención de parar.

— Killian, no te vayas, por favor. Quédate conmigo.

— Siempre.

Dejo de notar el calor de su cuerpo junto al mío. El frío que había dejado de percebir vuelve a inundar mi cuerpo, helando mis huesos. No puedo moverme. Observo, sin poder evitarlo, cómo una luz procedente de detrás de Killian extiende sus brazos y tira de él, arrastrándole. Intento gritar pero no hallo mi voz. Sigo paralizada.

— ¡KILLIAN!

Abro los ojos y me doy cuenta de dónde estoy realmente; no en un bosque sino en mi querida habitación. Ha sido solo una pesadilla. Intento calmar mi respiración mientras seco las lágrimas que, por lo visto, no han dejado de caer de mi rostro. Me tiembla todo el cuerpo y un gélido sudor está provocando que coja frío, como en el sueño.

La puerta de mi habitación se abre y, sin preguntar si puede pasar, mi madre entra y me da un brazo. No dudo en refugiarme entre sus brazos, aprovechando para desahogarme en su pecho, como cuando era una cría.

— Tranquila, cariño, ya pasó. Solo ha sido una pesadilla —Asiento, intentando calmar mis lágrimas y recuperar el ritmo normal de mi respiración.

No es la primera vez que mi madre irrumpe en mi habitación sin avisar porque uno de mis chillidos le ha despertado. Algunas noches incluso era mi padre el que se despertaba y venía hasta aquí, se sentaba a mi lado en la cama y me acariciaba el pelo hasta que me quedaba dormida de nuevo.

The princess and the sailor (CaptainSwan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora