[Siento muchísimo la espera, pero ya sabéis que con la uni no saco tiempo. Antes de que empecéis a leer, os informo: Como este capítulo se me estaba haciendo bastante más largo que los demás (suelen ser de 2.000-3.000 palabras y este se aproximaba a las 5.000), he decidido dividirlo en dos. Mañana o pasado publicaré la segunda parte, que es más corta, y que aún tengo que releer y quizá ampliar.
Eso es todo, ya os dejo leer. Recordad que si queréis comentar a medida que leáis, mucho mejor. Gracias por esperar <3]
Emma's POV
Es de noche y los únicos sonidos que se oyen son los latidos de nuestros corazones, junto con nuestras respiraciones nerviosas y el canto de algún que otro grillo que debe estar asustado del silencio.
Esta misma mañana, he despertado tras casi un día entero de sueño profundo, y por mucho que el chico que tengo a mi lado, con sus dedos entrelazados con los míos y cuyos labios se separan de vez en cuanto para bostezar, parezca estar a punto de caerse dormido, yo no puedo estar más despierta. No es sólo por las horas de reposo; el saber que tengo en mi interior el poder y la magia necesarias para poder sacar a Merlin, uno de los mejores hechiceros del mundo, de ese árbol, me tiene de los más emocionada.
Obviamente, solo estamos Killian y yo frente al árbol. Durante el transcurso del día, hemos ido planeando cuál sería el mejor momento para escabullirnos y rescatar a mi, por lo visto, viejo amigo. Tras lo ocurrido ayer, fue fácil convencer a Arthur de que lo único que necesitaba era mantenerme en cama descansando. Y Killian, cómo no, debía velar por mi salud. No podíamos arriesgarnos a que el, no tan leal, rey de Camelot supiese lo que teníamos en mente.
— ¿Estás segura de que quieres hacer esto? No quiero que vuelvas a ponerte en peligro.— Dice Killian, susurrando y dando un ligero apretón a mi mano. Puedo notar lo nervioso, e incluso asustado, que está. Casi tanto como yo. Tratando de calmarle, asiento. — ¿Y de que quieres hacerlo ahora?.— Asiento nuevamente—.
— Cuanto antes saquemos a Merlin de ahí dentro, antes podremos regresar a casa.
— Y antes comenzará nuestro futuro juntos. — Frunzo el ceño por sus palabras, sin comprender a qué se está refiriendo, y desvío mi mirada del árbol a sus ojos. Él me está mirando con tanto amor que tengo que esforzarme por aguantar las lágrimas. Sin decir nada y con mucha lentitud, inclina su cabeza y deja un corto y suave besos en mis labios. La fuerza y señal que necesitaba para continuar.
Llevando ambas manos a su rostro, acaricio sus mejillas, recorriendo con la yema de mis dedos la cicatriz que tatúa su pómulo derecho. Por mucho que él esté haciendo de este momento algo complicado para mí, el que realmente va a sufrir rememorando todo lo vivido en Neverland va a ser él, y siento que no puedo amarle más solo de pensar en todo lo que pone por delante, su propia felicidad, por mí.
— ¿Y tú? ¿Estás seguro de que quieres hacer ésto? Podemos buscar a alguien.
— Emma, no voy a cambiar de parecer. Hagámoslo ya. — Yo asiento, dejando un nuevo beso en sus labios antes de que se separe, alejándose considerablemente de mí. Es normal que quiera estar solo ante situaciones como esta, mas no puedo evitar sentir dolor al ver su cuerpo temblar a medida que, imagino, va recordando todo.
Me muerdo el labio, luchando contra mí misma para no acercarme, para dejarle su espacio y su tiempo, hasta que oigo un entrecortado sollozo salir de sus labios. ¿Quién es capaz de ver a la persona que ama llorando? Yo, desde luego, no.
Poco a poco, camino hacia él, abrazándole por detrás una vez le alcanzo. Al sentir mis brazos envolviéndole, otro doloroso sonido sale de sus labios, seguido de otros muchos cuando se gira y me abraza con fuerza. Sé que no es solo por la muerte de su hermano, sino también por la soledad que sintió y todos los malos momentos que paso allí.

ESTÁS LEYENDO
The princess and the sailor (CaptainSwan)
FanfictionÉrase una vez, en un reino llamado El Bosque Encantado, fruto del amor verdadero que se profesaban el príncipe David, más conocido como Charming, y su mujer, la princesa Snow White, nació una pequeña muchacha a la que llamaron Emma. Poco a poco, la...