Capítulo 22

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Emma's POV

— ¿Estás preparada, Emma?

Merlin, Killian y yo nos encontramos delante de la puerta de la alcoba real, dispuestos a desenmascarar a Arthur y acabar con el engaño por el que todo Camelot está pasando. Según el mago nos ha contado esta mañana, ni siquiera Guinevere, que parece estar tan enamorada de él como mi madre lo está de mi padre, tiene sentimientos reales. Su amor verdadero es un caballero de la Mesa Redonda, sí, pero no es el actual rey.

— Sí. Ya es hora de que cumpla mi destino. — Killian, cuya mano está unida a la mía desde que hemos salido de nuestra habitación, acaricia dulcemente el contorno de mi mano y muñeca, consiguiendo darme la templanza que tanto me está costando tener. Lleva nuestras manos hasta sus labios, dejando un corto beso en la mía, justo antes de que Merlin vuelva a hablar.

— Adelante. — Con un movimiento de manos, la puerta se abre, y lo primero que veo al entrar en el dormitorio real es la cara de sorpresa de Arthur. Su expresión de confusión aumenta en el momento en que sus ojos dan con Merlin, abriéndose como platos.

— N-no puede ser. Lo habéis conseguido. — En lo que dura un parpadeo, su rostro pasa a mostrar alegría, felicidad, más de la que le hayamos visto manifestar desde que llegamos aquí. — Emma, siempre supe que había hecho bien en dejarte residir en mi hogar. — Ruedo los ojos, nada convencida de sus hipócritas palabras, mas él no llega a verme, pues ahora está de espaldas a nosotros, rebuscando algo entre uno de los cajones de la sala.

— Yo de ti no haría eso, amigo. No me decepciones una segunda vez.— El rey se gira de nuevo, mirándole a los ojos, un pequeño bote de algo que no consigo ver saltando de lado a lado entre sus dedos.

— Me temo que no sé de qué estás hablando.

— Sabemos quién eres realmente, Arthur. ¿De verdad creías que Merlin iba a dejar que te salieses con la tuya después de ser puesto en libertad? — Ahora su mirada se fija en mí, y camina con lentitud en mi dirección. A cada paso que da, mis puños se cierran con más fuerza, preparándome para utilizar mi magia de ser necesario. Por suerte, siempre aparece cuando más preciso de ella.

Sin embargo, no llego a extender mis brazos y dejar que mi poder salga de éstos, pues, cuando a penas está a unos centímetros de distancia, un brazo que aparece de detrás mía se mueve hacia delante con fuerza, golpeando en la mandíbula de Arthur y haciendo que caiga de espaldas. Sigo sin creerme lo que ha pasado cuando oigo a Killian a mi lado gruñir un:

— No te acerques a ella. — Y es entonces cuando me doy cuenta de que el puño que le ha golpeado ha sido el suyo y de que el frasco que llevaba en la mano ahora rueda por el suelo. Antes de que pueda alcanzarlo, me agacho y lo aferro a mi pecho.

— ¿De verdad pensáis que con quitarme eso es suficiente? ¡Guardias! — Grita, llevándose una mano a la nariz, que sangra ligeramente por el puñetazo. Al arecer no ha ido únicamente a su mandíbula. En cuestión de segundos, la habitación se llena de hombres armados cuya intención es la de defender a su rey. Por lo visto, debían de estar esperando detrás de la puerta.

— Lo siento mucho. Vosotros no tenéis la culpa. — Alzo las cejas, sin entender las palabras de Merlin, hasta que vuelve a hacer uso de su poder y en cuestión de segundos los hombres que acababan de entrar por la puerta quedan tirados en el suelo. Ante mi cara de horror, él solo se encoge de hombros. — Sólo se están echando una siesta. Cuando despierten, lo harán de verdad.

— Merlin, no piensas realmente dejarme en la nada, ¿verdad? Puedo cambiar. ¡Puedo ser ese rey que querías que fuera! — Arthur se arrodilla en el suelo, juntando sus manos frente a sus labios en una de las plegarias más indecorosas que un caballero de la Mesa debiera hacer. La respuesta de mi viejo amigo es una sonrisa triste, como si, pese a todo, sintiera alguna especie de afecto por él.

The princess and the sailor (CaptainSwan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora