Cap 34. Peligrosas confesiones

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Frio. 

Lo primero que su cuerpo sintió por alguna razón que aun desconocía. Negro y oscuridad, sentía que tenia los ojos abiertos pero solo veía eso: oscuridad. 

Hasta que esa oscuridad fue desvaneciendo y convirtiéndose en una habitación, paredes verdes, solo ella en el centro y un bombillo con un brillo tenue que daba una escaza luz. Ella no sabia donde estaba, confusión, miedo. Se levanto del suelo y algo llamo su atención a la derecha del cuarto. La pared ya no estaba se encontraba en un bosque ahora, un bosque frio, de noche ¿dónde era ese lugar?. Era mas pequeña ahora, de unos siete años, pero las mismas emociones: frio, miedo, confusión. 

Sus pies descalzos comenzaron a dar pasos cuidadosos, miraba a su alrededor, estaba un poco oscuro con solo la iluminación que otorgaba la luna. Camino sin rumbo, abrazándose por el frio.

—¡Rosy! —la llamaron a lo lejos, ella volteo a todos lados pero no sabia de donde venia la voz— ¡Rose! —una segunda vez la llamaron. Logro reconocer la voz, pero seguía sin saber si era real, o era otro juego de su mente.

Rose: ¡Klare! 

Su pecho comenzó a subir y bajar, el aliento que exhalaba se veía claramente por el frio que había allí. Sus pequeños ojos se cristalizaron, odiaba estar lejos de su hermana, se había separado de ella al escuchar cosas extrañas, comenzó a oír cosas, voces: corre, corre lo mas rápido que puedas, sal de allí, golpea un árbol, golpéate, grita. Comenzó a llorar, estaba perdida. 

Klare: ¡Rose! 

Su hermana la había encontrado en el suelo, llorando, se acerco a ella la levanto y la abrazo con mucha fuerza. 

Klare: Ya, ya paso, estoy aquí, no son reales, estoy aquí. —le repetía varias veces mientras le acariciaba su cabello— No hay nadie, ¿ok? solo nosotras, estas bien. 

Rose: T-tengo miedo Klare. —confeso entre sollozos, muy pocas veces lo decía y todos sabemos el porque—

Klare: Lo se, tranquila, no es real, nada de lo que escuchas es real. —le aseguro en un tono calmado para que ella supiera que no estaba en peligro.

Tal vez eran sus poderes, tal vez era la energía oscura empezando a tomar posesión de su pequeña mente, tal vez se estaba volviendo loca. Los brazos de Klare eran su escape, eran su salvación, daban calor y confort. 

—¿Otra vez las voces? —pregunto otra voz, masculina, caminando hacia ellas. Klare asintió y aquel chico solo espero lejos, sabia que no podía meterse en su camino, era algo entre ellas. 

Rose: Quiero ser libre Klare. —murmuro pero su hermana lo escucho y se separo de ella para mirarla a la cara— ¿Podrías liberarme? por favor, por favor.

Le suplico. Su hermana quedo atónita ante la petición de su pequeña hermana, tomo con ambas manos su rostro. Esa simple petición hizo que sintiera una presión en el pecho, su visión se coloco borrosa por las grandes lagrimas que llenaba sus ojos. Ella simplemente la volvió a abrazar y se trago el nudo en la garganta que esa pregunta le hizo sentir. 

Klare: Algún dia seremos libres, Rose. Lo prometo, y cuando ese dia llegue ambas volveremos a abrazar a mama, a Carlos, a Mina. Y ya no habrá dolor ¿ok?. 

Rose: Yo quiero ir ya. 

Ella volvió a separarse de Rose y la miro a los pequeños y enrojecidos ojitos, le limpio las lagrimas con sus dedos, y le sonrió tristemente. 

Klare: Hay que esperar un poco mas, ¿si?. Solo aguantemos un poco mas. 

Aguantemos un poco mas...

Los jóvenes HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora