Capítulo 11

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Sangre sucia y babosas

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Sangre sucia y babosas

Durante los siguientes días Harry estuvo evitando a Lockhart, al igual que Colin Creevey quien parecía que se sabia todos sus horarios

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Durante los siguientes días Harry estuvo evitando a Lockhart, al igual que Colin Creevey quien parecía que se sabia todos sus horarios. Nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

Astrid se había percatado que el profesor Snepe estaba molesto con ella, ya que en una de sus clases por primera vez y para sorpresa de todos le había regaño (aunque agradecía que no le bajara puntos) suponía que era por la "Extravagante entrada que hizo con Harry y Ron" y sobre la varita de Ron, que todavía no funcionaba correctamente, se superó a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick, que era viejo y bajito, y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto. Así que, entre unas cosas y otras, Astrid se alivió cuando llegó el fin de semana, porque Ron, Hermione, Harry y ella habían planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana.

Pero el capitán del equipo de quidditch de Gryffindor, Oliver Wood mando a Angelina Johnson a despertar a Astrid muy temprano.

—¿Qué pasa? —preguntó Astrid adormitada.

—Hay entrenamiento de quidditch —respondió Angelina, arrastrando las palabras, se notaba que no era de su agrado levantarse temprano—Wood me mando. Dice que nos espera en el campo en quince minutos.

—¿Okay? ¿Oliver acaso no duerme? —Pregunto Astrid levantándose de la cama.

—Cuando se trata de Quidditch, no lo hace, si por él fuera nos tendría entrenando todo el bendito día.

—Gracias a Merlín no es así.

Angelina asentía repetidas veces mientras se dirigía hacia la puerta y después Salio de ella. Astrid miró por la ventana, entornando los ojos. Una neblina flotaba en el cielo de color rojizo y dorado.

—Que poca mamá de Oliver, todavía está amaneciendo.

Se adentro al baño y se coloco su uniforme de quidditch y por en sima se puso la capa para no pasar frio y bajó a la sala común por la escalera de caracol, con la Nimbus 2.000 en su mano. Al llegar a la sala vio que Harry se asomaba por las escales, llevaba puesto el uniforme al igual que la capa y traía sobre sus hombros su escoba.

Astrid O'Neill y la cámara secreta ||Draco Malfoy||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora