Domador de leones ⸝⸝lanki.

⸝⸝ O8 📂

— Gracias por tu ayuda, Kaoru ~ —

— No me digas así, ahora ven a buscar a tu chamaco problemático antes de que yo mismo lo saque a patadas. — Se escuchó la risa de fondo de Kojiro, no sería la primera vez que Kaoru sacaba a alguien de la casa a las patadas.

— Estoy en camino. —

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Dejó salir de sus labios un suspiro pesado. Había logrado oír la conversación de los dos mayores de la casa y no tenía ganas de volver a la suya. Cualquier cosa,  se ofrecería para hacer el trabajo de Tadashi.

Salió de su escondite sólo para ir a buscar a Reki, el cual de seguro estaría con el Alpha pequeño. No quería admitirlo, pero aquél pelinegro lograba sacar lo peor de él. El alpha de Langa llamaba a aquél pelirrojo, y Langa no era tonto, sabía lo que significaba eso. Su padre, Ainosuke, era un completo fanático de las historias de los destinados, aquellos Omegas y Alphas que estaban unidos por un lazo invisible, y que lo estarían hasta que la muerte los separe.

Caminó hacia la habitación en donde se encontraban antes, logrando sentir cada vez más fuerte la mezcla del aroma de Reki junto al pelinegro. Inconcientemente, dejó que un gruñido saliera al aire, abriendo la puerta como si de un niño caprichoso en tratara. Sus labios abultados y ceño fruncido dejaba en claro su disgusto ante la situación. Miya sólo se cubrió con las sábanas hasta su cuello mientras se acomodaba en el pecho de Reki, ignorando por completo a Langa.

Se lanzó a la cama, encima de ambos, más específicamente sobre Miya, quien era el que estaba arriba.

— ¡Suéltame lagarto feo! — Pasaron apenas tres segundos y los dos ya se estaban revolcando en la cama, tirándose de los pelos y mordiéndose nuevamente. Se pellizcaban entre ambos, aparte de algunos rasguños y mordiscos que se les salía. Miya, al seguir aún envuelto con la sábana, terminó por engancharse y caer de la cama.

— ¡Miya!¿Estás bien? — Acomodó un poco su camisa y se asomó por el borde de la cama, queriendo confirmar si el Alpha se encontraba bien.

Iba a bajarse a ayudar a Miya, pero los brazos de Langa se lo impidieron, apegando su espalda a su pecho. Pasó sus manos por la camisa del Omega, abotonando los botones que tenía ésta, sabiendo que desde aquel lugar, la vista de Miya tenía completo acceso al cuerpo de Reki.

— Imbécil de mierda, le voy a decir a Cherry que te saque a patadas. — Miya se levantó del suelo, gruñendole a Langa antes de salir corriendo a por Kaoru.

Reki vió como el Alpha abandonaba la habitación con un claro enojo, sus feromonas y gruñidos inconscientes que soltaba lo delataban, sin olvidar el tono que usaba. Recordó que estaba en los brazos de Langa, quién no quería dejarlo ir por nada en el mundo.

No tenía ganas de gastar su tiempo y energías en escapar de sus brazos, pues sabía que llegaría Kaoru Adam o tal vez hasta podría volver Miya con Takeda a su rescate. Dejó que que su aroma saliera para calmar al Alpha que tenía por detrás, suspirando.

— ¿Ya te sales de mi espalda? — Palmeó las manos que lo envolvían y, por detrás suya, sintió la cabeza de Langa moverse de un lado a otro, dejando en claro que no quería. — Mira, en éste punto ya me chupa un huevo que sepas que soy Omega, pero lo que no me chupa un huevo, es que un Alpha el cual no sé cómo se llama o de dónde salió me esté abrazando. Será mejor que me hables sobre vos porque voy a aprovechar que estamos en un segundo piso para rebolearte por la ventana. —

— Eres un violento.. — Frotó su frente contra a nuca de Reki, volviendo a sonreír por el simple tacto con el pelirrojo. — Langa Hasegawa, soy una especie de hijo adoptivo de Adam pero ilegal, nunca se firmó ningún papel y yo no estaba en adopción, pero al menos tengo un techo. — Se encogió de brazos y sus deseos de estar en cercanía con Reki se hicieron más grandes. Utilizó sus piernas y las mandó para adelante, abrazando la cintura del chico con estas. — Mío. —

— Mío tus bolas, déjame salir o te muerdo medio cara, gil. —

— Eres muy mal hablado. —

Reki soltó una risa irónica, ya estaba más que rendido, qué sentido tenía pelearse ahora. Inconcientemente, el Omega de Reki se sentía cómodo, sólo podía usar como excusa que 'se había rendido porque ya llegaría Cherry' y listo, podría descansar entre los brazos del Alpha. Pero Reki no era así. Reki seguía manoteando al aire y dando saltos hacia adelante para poder huir. Cada vez pensaba más en la opción de sacarle un brazo de un mordisco pero ahora que sabía que era el "hijo adoptivo" de Adam, podría acabar muy mal si lo hacía.

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