Spider [Bnha] Yaoi.

[09]

Narra Kumo Tsukusama;

Siempre supe que era alguien débil. 

Débil e inestable. 

Siempre supe que era alguien dependiente emocionalmente de aquellas personas que alguna vez fueron importantes para mi en gran parte de mi pasado, mi infancia. Se que soy capaz de muchas cosas con tal de defenderles y apoyarlos.
Inclusive dar mi vida si es necesario. 

Solo pensar en un escenario perdiendo a alguien que me importa, me pone los pelos de punta y hace que todo mi ser se estremezca de dolor, pero, ¿Si quiera se me cruzaba por la cabeza un escenario donde perdonaba a alguien de mi pasado, que me traicionó y me falló? 

La respuesta era simple; No.

No podía. 

Incluso si era terriblemente dependiente, el dolor de una traición era algo que no iba a poder superar con facilidad. Incluso si se trataba de alguien del que me haya enamorado con locura. 

Por lo que ahora, teniendo a Tenko enfrente a mí, con una sonrisa cargada de felicidad y esperanza luego de no vernos durante años, solo hacía que mi cuerpo se tensara de disgusto y dolor. 

Sus ojos rojizos y su voz rota llamándome por el apodo que de niños nos decíamos, me confirmaban que era él entre la oscuridad del comedor de mi departamento. 

¿Qué se supone que deba hacer? ¿Gritar? ¿Llorar de frustración? ¿Implorar para que me deje en paz?
Incluso si planeaba algo rápido o algo riguroso para huir lejos de el, mis músculos no se movían ni querían responderme. La adrenalina que había sentido casi todo el día por el festival se había evaporado en el mismo momento en que escuché su voz retumbar en mis oídos, el dolor de mis músculos se mezclaba con el terrorífico pensamiento de saber que nunca podría huir lejos de su presencia. 

— Kummy...

Volvió a repetir aquél apodo, esta vez acercándose unos pasos más a donde me encontraba. 
Mi cuerpo se tensó aun más si era posible, mientras escuchaba los susurros de las arañas aumentar con preocupación. 

— No te muevas...

Mi voz salió temblorosa y sin fuerza, casi en un susurro lastimoso que odié. 
Enseguida carraspeé y volví a repetir lo mismo, esta vez un poco más ronco.

— No te muevas, Shigaraki. 

Admiré como sus músculos se tensaban al oír que lo llamaba por su "nombre".

— Jaja...¿Jugaremos a héroes y villanos?...Tu actitud es...realmente molesta...

Por la luz que entraba de la ventana, volví a ver como se tensaba y comenzaba a rascar su cuello con sus manos. Su voz había adquirido un profundo resentimiento y odio que me obligó a retroceder hasta sentir como mi espalda rozaba el picaporte de la puerta.