⚜ CAPÍTULO XXXV⚜

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Parte 35

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Victoria

Las nubes empezaron a amanezar el barco con una tormenta. Un rayo partió en dos el cielo e iluminó las nubes que ya estaban cargadas de agua para llover encima de ellos. La tormenta que se aproximaba empezó a espantar a los marineros del barco, alzaron las velas y guardaron posiciones por sí la fuerte lluvía podría empeorar más adelante.

Jerry era el capitán y el dueño del barco, era el único allí que conocía la identidad de Victoria gracias a que él llevaba pescados frescos al palacio. No estaba enterado de las cosas horribles que estaban pasando, solo aceptó llevar a su reina en la primera costa de Tristám y luego partiría hacia el nuevo mundo a buscar una vida mejor. Dejaba Khandura por la falta de oportunidades y le daba mucha pena hablarlo con la reina, ella no tenía la culpa pero él tampoco.

Mientras que el barco recorría el basto océano, Victoria y los demás estaban adentro refugiados de la tormenta de afuera. Una y otra vez repasaban detenidamente los papeles del plan que Victoria había echo, sin hablar, sin levantar la vista hacia los demás. Todos estaban disfrazados, ocultaban sus armas bajo los abrigos de doble capa y capucha encima.

Victoria miró hacía afuera, la lluvia había parado pero no había rastro del frío de Tristám, aún estaban muy lejos.

—¿Cuánto falta para que lleguemos? —preguntó, dirigiéndose solo a Dorian.

—Jerry dijo que si había tormenta podíamos atrasarnos un par de horas más —respondió, guardando los papeles en su chaqueta.

—Nos está llegando más tiempo del que yo esperaba. Estos retrasos son terriblemente largos... Ya debíamos estar en Tristám justo ahora.

—Lo lamento, majestad pero entienda, hay que ser cuidadosos, es posible que William también haya enviado embarcaciones para asegurarse de sue nadie de Khandura entre a Tristám, debemos ser precavidos, estamos en guerra, usted lo sabe.

Victoria se vió en la insólita posición de darle la razón a Dorian en ese instante, ser paciente era uno de sus defectos pero tenía que serlo, no podía meter la pata ahora o sinó todo se echaría a perder. Se levantó de un salto y caminó hacia la puerta, arrecostó su espalda en el viejo marco de madera tallada de una mala manera.

El capitán Jerry la vió y le hizo una reverencia cuando pasaba por su lado, ella lo frenó y le preguntó si podía hacer que la nave fuera más rápido.

—¿No está disfrutando del viaje, majestad? —le preguntó, su mirada desprendía desconfianza.

—Tengo prisa —contestó—, y voy un poco retrasada.

—Entonces, pediré a los chicos qué traten de ir lo más rápido posible, pero eso significaría una bolsa de monedas extra, el viento ya se ha llevado varias cajas de nuestro equipaje y nuestro recorrido será algo largo.

—Le daré el resto de lo prometido cuando llegue a la costa de Tristám, hasta entonces no le daré ni una sola moneda.

El hombre hizo un gesto de reproche y se retiró, en un acto de desagrado, ni siquiera hizo la reverencia frente a ella. Algo en Jerry hacia que Víctoria no dejara de bajar la guardia, no lo conocía lo suficiente, sin embargo sabía las cosas malas que el hombre ha cometido en su vida, como robar y hasta asesinar. Dorian trató de tranquilizar a Victoria y la convenció en irse a dormir mientras que él se quedaba despierto y en cuanto llegaran a Tristám, la despertaría, y así fue. En eso cayó la noche y todos, a excepción de Dorian estaban dormidos.

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