Hilo Carmesí [✔️]

⚜CAPÍTULO V⚜

Capítulo 5

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✙Victoria✙

El mensajero se dirige a toda prisa hacia Lord Rodrigo para entregarle la carta de una invitación a un baile real a las afueras del reino. En cuanto él toma la carta, la abre con precisión y se dispone a leerla mentalmente. 

14 de Agosto de 1427-Tristam.

Os doy mis saludos honorables caballeros y damas de la corte real. Tengo el gran honor de invitaros a una gran celebración en mi reino: Tristam, por la llegada del príncipe Liam a éstas tierra. 

Os pido el favor que vengáis con vuestros vestidos más elegantes y mascaras.

William de Tristam  

Lord Rodrigo al ver el nombre de su ex jefe, dobló la invitación y la tiró lejos de él. Pero se acordó de lo que le dijo el Conde Pembroke: Debía hacerle una visita a Lord William pronto y la fiesta en honor al príncipe Liam era la ocasión perfecta para ir de nuevo a Tristam. Rodrigo mandó a llamar al conde y estos tuvieron una conversación en el despacho real. 

  —¿Os llegó la invitación de William? —preguntó el rey al conde.

—Sí, mi Lord —respondió, con mucha calma—. ¿Tiene pensado ir?

—Creo que es una gran oportunidad para hacer trato con ese mal nacido.

—Pero usted lo hace para el bien de su reino, milord. A veces debemos enfrentar nuestros miedos.

—¡No le tengo miedo a ese bastardo!

—¿Entonces por qué pensáis tanto en volver a vuestras tierras?

Con solo pensar en ir a Tristam de nuevo se le ponían los pelos de punta, pero no era por el miedo, o eso sentía, realmente temía poner en riesgo a Victoria. Le daba muchas vueltas al asunto pero debía hacer el intento e ir hasta aquél reino para que su hija conociera al príncipe y sacarlos de una pobreza enorme. El chico era joven y según las lenguas de algunas damas su belleza era sorprendente.

—He tomado una decisión —exclamó el rey pegándole a la mesa—. Iremos al baile de bienvenida. Conde, vos sois mi amigo, tendréis que acompañarnos en el viaje.

—Yo también he recibido una invitación, tan extraño que parezca. Ya tengo listo mi vestido, no le daré detalles de mi maginifica máscara.

—¿Pretendía ir si mí?

—Milord estaba indeciso, adémas parece ser la celebración del siglo. 

—Ya no, ya está decidido.

El Conde, satisfecho con la respuesta de su  rey y amigo, asintió a gusto. Se puso de pié y se dirigió a la puerta.

—Os aseguro que no le pasará nada en Tristam estando conmigo y mi pequeña tropa.

—Confío mi vida en vuestras manos, amigo mio. 

Ambos se dirigieron a la puerta de la salida, allí estaba en espera el carruaje del Conde. A unos cuantos metros estaba Victoria pintando bella flores azules en el jardín de su madre. La reina Sofía amaba la jardinería tanto que era ella misma quién se encargaba de mantenerlo hermoso mientras que su esposo se encargaba de las situaciones del reino.

—¿Le ha contando a la señorita Victoria? —preguntó el Conde observando a la muchacha.

—No —contestó lord Rodrigo—. Ya le contaré de ello, muchas gracias.